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El blog de ace76

Personal

EUROPRIDE

EUROPRIDE

Como decía Joserra en tiempos, "Orgullo todo el año". Así que el viernes pasamos de los fastos Europridescos y Miguel, el chico del Carrusel y yo nos fuimos a ver "Shrek 3". Las andanzas del ogro y compañía se parecen cada vez más a una serie del tipo "Scary Movie" o "Erase una vez... como puedas", pero las risas siguen garantizadas. Impagable el gag en que el Hombre de Jengibre (aka la galleta) rememora su vida en breves flashes, homenaje a "El hombre de los seis millones de dolares" incluido. Esti, mientras tanto, convertía el altillo principesco en un espacio habitable. Después, nos echamos los cuatro a la calle para buscar algo de cenar, pero en todos los locales del barrio había muscucola, así que terminamos cogiendo comida para llevar del chino. Delante del portal terminaron viejos muebles, un colchón estropeado y varias bolsas con objetos que harían las delicias de los homeless y/o estudiantes del barrio. Qué tiempos aquellos en los que el día de recogida de bartulos era como una visita a Ikea.

El sábado era el día grande de las fiestas, así que me levanté tarde. A las cinco comenzaron a llegar los asistentes al evento: Miguel, Joserra, Ernesto, Pablo, Sonia... A las seis y cuarto cogimos sitio en la mediana que hay entre Cibeles y Alcalá y de ahí no nos movimos hasta que, a las diez y veinte, pasó la última carroza, la de Heaven, a la que se le debía de haber estropeado el equipo de música... la cara de tristeza de la bailarina emplumada que presidía el camión era un poema. Entre los grandes momentos, la aparición de Tony Tornado (y señor) en su carroza; el avistamiento de un Bustamante semideincognito; los niños de "El internado" en, como dice Esti, "primero de famoso"; los actores porno saludandonos; la abuelita de la fila de enfrente acercándose a un chaval para pedirle caramelos; la batucada del Bloque Alternativo; Marta Sánchez, "disfrazada"; las banderas españolas que adornaban varias carrozas, tal y como había propuesto Joserra; los comentarios de mi hermano (que paso de "esto es un poco aburrido" a bailar como el que más... ¿gracias a las cuatro cervezas que se tomó?); o la carroza de Google (parece que el boicot de HazteOir no ha servido de gran cosa). En resumen, una gran fiesta. Acabamos cenando en el DiBocca, agotados. Yo daba cabezadas delante de mi mousse de chocolate blanco.

El domingo acompañé a Esti a despedir a un inquilino. Yo hacía de "el chico del bate", por si el sujeto se ponía farruco. Al final no hubo que partirle los pulgares. Somos tan buenos (o tontos) que le ayudamos a bajar el equipaje a la calle. Dimos una vuelta por La Latina (¿alguien me puede explicar cuál es el encanto del Rastro? Ni que fuera Portobello o Candem), hicimos la compra y nos fuimos a casa. Ensalada de pasta. Por la tarde, más cine. "28 semanas después", eficaz secuela de "28 días después", tensión y bonitos planos: la continuidad estética entre ambas cintas es impecable, aunque quizás la primera tenía más trasfondo filosófico. De todas formas, bien por Fresnadillo. Después, quedé con Diego y terminé el fin de semana tomándome un helado con él, sentados los dos en un banco de la calle Huertas. 

CUM LAUDE

CUM LAUDE

Anoche fui a cenar a La Gata Flora a celebrar que Lucía, por fin, leyó su tesis y obtuvo un Cum Laude por unanimidad. A partir de ahora, nos referiremos a ella como Doctora Fernández. ¡Enhorabuena! Le regalamos una sesión relajante en un balneario urbano (¡yo quiero ir a uno de esos este verano!) y una pluma estilográfica para que escriba sus próximos tratados de Filosofía.

Al acabar la cena nos acercamos a Chueca. Lo del Europride empieza a notarse, porque las calles eran un guirigay de guiris gays. Y eso que era jueves, porque el sábado eso va a ser un infierno impracticable (el mejor día para no ir). Por las aceras de Gran Vía desfilaban grandes masas de gente. El peinado: pelo muy corto o historiado monumento a la cresta. El vestuario: camiseta de tirantes. La edad: rondando los treinta o más. Bueno, también en sanfermines vamos todos uniformados. Dos dudas: ¿hay tíos cachas que sean heterosexuales? ¿Y dónde se meten los homosexuales más jovenes? La primera es retórica; la segunda, no tanto.

El miércoles sí que se podía caminar por el barrio. Fui con los miembros del Foro de Daniel a ver como Lorena, Daniel Z y Leo actuaban en playback en la calle Pelayo. Nos divertimos con las dragqueens, Leo se quitó la camiseta a petición del respetable y Lorena se despidió con un "besos para todas". Al acabar el espectáculo, a las fans del osito ambiguo les dio un semiataque de histeria y se fueron corriendo a la puerta del hotel para recibirle. Yo me solidaricé con ellas y las guié hasta el lugar. Diego puedo conocer, por fin, al triunfito del año. Terminamos cenando una ensalada en el VIPS. OT e Internet, una buena combinación para conocer gente interesante y algún que otro personaje extraño. 

HUMILLADO

HUMILLADO

Anoche fui con Joserra a casa de Miguel a jugar a la Wii. Después de una cena sana, ligera y sabrosa (sólo uno de estos adjetivos es cierto, señálese con un círculo), nos dispusimos a estrenar los nuevos mandos de la Wii en Wiimbledon. Primero jugamos Joserra y yo contra Miguel, y luego Miguel y Joserra contra mí.

Jugamos, quizás, veinte partidas.

Perdí todas.

De hecho, en algunas ni siquiera gané ni un juego.

Está claro que el mando no funcionaba bien.

:-D 

(¡Ya tenemos comprados los billetes para Seattle!)

VERANO

VERANO

Ya está aquí el verano madrileño, con el horno del infierno a punto de encenderse y ese sol amarillo sol que te ciega mientras caminas por las calles repletas de turistas... y detrás de cada turista, una carterista rumana! Racismo? No, humor costumbrista! Tachán, el Club de la Comedia!

Me pregunto si la llegada del verano tiene algo que ver con el hecho de que esté llamando a una extensión y no me responda nadie. Pero es que no me responden ni en centralita... y eso ya me cabrea de verdad. Y a la señora de la centralita no le gustará verme enfadado.

Cada día que pasa soy más tonto...

...será que cada día que pasa me siento más feliz.

Hoy no tengo ganas ni de articular un discurso coherente. Luego me dicen que escribo ladrillos. Pero no me venderé a los deseos del público, soy un escritor maldito y atormentado... Hmmmm, no me lo creo ni yo! Nunca será capaz de responder a ese estereotipo... Tendría que bucear en mi lado oscuro, pero es que yo creo que no tengo de eso.

Aunque claro, ahora que he descubierto que, en realidad, lo que les gusta a mis lectores es hablar de sofás...

...quizás sí que tenga que bucear en mi lado oscuro, lo que pasa es que recrearme en mis propias miserias me da mucha pereza...

Este fin de semana estuve en Pamplona. Bien, findetranquilo. Mi hermano y yo paseamos a los perritos por la Vuelta del Castillo bajo lo que se llama "un sol de justicia". Después nos acercamos a la Tómbola de Cáritas donde compramos numerosos boletos y ganamos bonitos premios, como piña en almibar, caramelos, una toalla de playa, un bolso escolar y un polo, entre otros objetos delirantes. Yo no salí, mi hermano sí. El domingo fuimos a una celebración franciscana de una cosa de mi madre que ni yo mismo termino de entender del todo. Pero a ella se la veía feliz y radiante, así que guay. Mi madre siempre dice que ella es feliz cuando sus hijos son felices, así que es de justicia que el sentimiento sea también a la inversa.

Otra cosa es que tengamos ideas diferentes de la felicidad... jejejejeje.

Me encanta el verano! Y me gusta el verano en Madrid! La piscina, las tardes de jornada intensiva, las noches calurosas en compañía, las calles semidesiertas, el aire acondicionado de los cines, las escapadas de fin de semana, las vacaciones en el pueblo, los viajes en coche con la música a tope, coger aviones y cruzar el charco...

AMIGO LECTOR

AMIGO LECTOR

Éste podría ser mi futuro sofá.

Por favor, críticas, alabanzas y sugerencias.

(sigo vago, sí)

INDOLENTE

INDOLENTE

Perezoso, negligente, descuidado y tardo en las operaciones.

Así soy yo!

Qué mal.

Cuando iba al colegio, en la cartilla de calificaciones, aparte de las notas, te ponían positivos o negativos en varias categorías de las asignaturas. Una de ellas era "esfuerzo". A mí me pusieron muchos sobresalientes, pero positivos en "esfuerzo", nunca. Siempre se quedaba la casilla en blanco. Mi madre siempre me decía que "hay que esforzarse", pero, claro, por otra parte, también decía eso de "es que el niño es tan listo que no necesita esforzarse para sacar buenas notas". Eso es cierto. Sacar buenas notas siempre se me ha dado bien. Soy medianamente inteligente, tengo buena memoria y sé articular un discurso que relacione ideas de forma coherente. Nunca fui lo que se dice un empollón, o al menos, yo no me lo considero. Sí que era disciplinado, iba a todas las clases, me leía los libros, hacía esquemas y resúmenes. Pero siempre odié hacer codos. Recuerdo las noches temáticas en temporada de exámenes como sesiones de tortura mental, angustia y auténtico dolor físico... y recuerdo las mañanas que me pasaba solo en casa, dando vueltas por por la sala, el recibidor y el pasillo recitando en voz alta los tipos de plano, las clases de micrófonos que existen, el esquema de Syd Field para escribir un guión, el paradigma de Laswell o el funcionamiento de las instituciones jurídico-políticas de Alemania. 

De todas formas, recuerdo con especial alivio el aprobado raspado que saqué en Empresa Informativa. Yo sigo pensando que el profesor Nieto se confundió al corregirme el examen, porque es el peor que hice en toda mi vida, de lejos. Nos iban dictando las preguntas una a una y nos daban un tiempo determinado para contestar. Y claro, cuando el enunciado "Características de la Sociedad en Comandita" no te suena ni lejanamente y te dicen "diez minutos para contestar", ¿qué haces? ¿Desesperarte? Pues no, echar mano de la inventiva, que de eso nunca me ha faltado, y confiar en arañar unas miserables décimas. Además, recuerdo que se me olvido el tipex y que el bolígrafo funcionaba mal e iba dejando manchas de tinta por la la hoja. Tachones por todas partes, frases incoherentes y respuestas inventadas. Hice mal hasta las sumas y restas del balance. En fin... a veces suceden los milagros. Menos mal.

Lo que sí me gusta es aprender cosas nuevas. Hacer trabajos de investigación, leer libros, discutir temas, comentar textos o analizar obras de arte, eso me encanta... La verdad es que no me imagino haciendo otra carrera. Bueno, sí, siempre he querido hacer Psicología. Siempre aplazo mi proyecto de matricularme en la UNED... quizás este año sí lo haga. Pero soy tan indolente... Qué mal.

Claro, que, por otra parte, vivo tan feliz siendo como soy... :-)

(y afortunadamente, no siempre soy indolente)

VAYA SEMANITA

VAYA SEMANITA

Mayo fue un mes bastante relajado en el curro, pero este mes lo está compensando con creces. Además, como mi compañera de mesa se ha ido a las altas esferas, tengo el doble de trabajo que antes. Sí, algún listo dirá: "el doble de nada es nada de nada". Pues no, en estos últimos cinco días no he parado. Algún otro listo dirá: "bueno, por una vez que curres no te va a pasar nada". En fin, paciencia.

En el fondo me gusta. Me gusta -dentro de un orden- el estres laboral, la sensación de urgencia, el ritmo rápido. Eso hace que las horas pasen más veloces y animadas que los días en los que la actividad es casi nula y la apatía y la indolencia definen la jornada (¿acabo de escribir apatía e indolencia?). Me gusta trabajar, me gusta ser útil, me gustan esos momentos en que uno se siente especialmente satisfecho de sí mismo y se da cuenta de que hace las cosas bien.

Y me gusta cobrar la paga de verano... aunque se la lleve Hacienda.

Por lo demás, la semana no ha tenido mucha actividad social. Anoche vi con Miguel y Joserra esa maravillosa serie de humor que ponen en Antena3, "La iniciativa Pulevha" (aka "El internado". Más información en el blog del Carrusel". Cuantas risas. Por lo demás, el fin de semana, como todos los últimos, promete.

SANTIFIQUEMOS ESTE BLOG

SANTIFIQUEMOS ESTE BLOG

Hoy es mi santo. Personalmente, no lo celebro, pero es un día muy especial para mi familia murciana. Mi abuela ya me ha llamado y me ha estado llorando un rato al teléfono. Pobre... Cuando era pequeño, siempre me mandaba un giro con dinero por estas fechas. Solía ser una cantidad bastante generosa para esa época en la que mi paga semanal eran cien pesetas. Vamos, que me sentía un millonario. Todo terminaba en la Topelibreta, jejeje, qué tiempos aquellos en los que el dinero era un regalo.

En Pamplona, apenas se presta atención a los santos (mi católica familia es así de peculiar), pero recuerdo que cuando pasaba tu santo a la edad se le añadía un "y medio". Así que ya tengo treinta años y medio! Guay!

Podeis seguir hablando de pornografía, pequeños depravados...

DEJA VU

DEJA VU

Roger Federer contra Rafael Nadal. Actualmente, no hay otra final posible en cualquier torneo de tenis que se juegue sobre tierra batida. Como el año pasado, lo vi en casa de Lucía. Las mismas personas, el mismo escenario, el mismo resultado. Nadal vuelve a ganar al suizo. Roger me empieza a dar lástima. Rugidos de placer de Belén cuando aparece Kuerten en pantalla. Reflexiones sobre los culos cubanos. Muchas risas. Que siguen después en casa, con mi hermano. Hacemos un pequeño maratón de "Me llamo Earl". Me ha traído un Toblerone gigante del aeropuerto. Cenamos palomitas.

El sábado, fiesta de cumpleaños. Como quien no quiere la cosa, me colocan un katxi de cerveza en la mano. ¿Qué hago yo con eso? Muchas risas. Conversaciones surrealistas: me dicen que tengo cara de buena persona, que los buenos siempre lo pasan peor, pero que vaya siempre con la verdad por delante. Esto me lo dice un chico al que acabo de conocer esa noche. David Lynch no lo hubiera hecho mejor. Entro al Polana, pero me voy pronto a casa. Antes, hago mi buena acción del mes encontrando las gafas de Cristóbal.

El sábado, me despido de Amaya. Le doy ánimos. Seguro que se lo pasa bien. Será una gran experiencia. Seattle, allá vamos!

El sábado, voy a pedir hora en la peluquería y redesayuno en el Starbucks. Frapuccino. Barriga? Pues barriga!

El viernes por la noche, me reconcilio con el Wok y con el Diurno. Mismos escenarios, nuevas compañías. Un diez.

Todas las piezas del puzzle están donde deben estar.

DANCE FACTORY!

DANCE FACTORY!

El fin de semana prometía y cumplió sus promesas. Incluso dio más de lo que se le podía pedir.

Viernes. Tenía turno de trabajo por la tarde, así que aproveché la mañana para dormir, fregar un poco e ir al gimnasio a la hora en la que está más que semivacío (ojalá pudiera ir siempre a esa hora). Recuperé lo quemado haciendo abdominales con un menú del Rodilla y pasé cuatro horas en la oficina. Después de currar me fui al cine con Diego. Vimos "Half Nelson", una demostración de que, cuarenta o sesenta años después, en Estados Unidos se hace Nouvelle Vague y neorrealismo italiano. La película por la que el estupendo Ryan Gosling fue candidato al Oscar al Mejor Actor se merece un artículo propio, así que no diré más de ella. Para seguir recuperando las calorías perdidas, cené un ligero Lahmacun. Me acosté pronto y me levanté tarde, lo mejor para combatir las ojeras.

Sábado. Por la mañana hice las presentaciones entre Joserra y el gimnasio: "Aquí, un amigo. Aquí, las máquinas. Seguro que os lleváis muy bien". Hicimos elípticas y bicicleta y, como tenía que seguir recuperando las calorías perdidas, propuse ir a comer al Di Bocca, el vecino italiano del Pollo Campero, con Esti y Julene. Después nos tostamos un poco al sol en las terrazas de la Plaza de Santa Ana. A mí me dio un sopor siestil, así que me quedé un rato vagueando en casa mientras los demás acompañaban a Joserra a comprar patines. Aquí llega el momento en el que confieso en que a mí también me gustaría comprarme unos patines, aunque sé que acabarían acumulando polvo debajo de la cama. Me conformaré con ir a patinar sobre hielo un par de veces al año. A las ocho recogí a Arola e Irune, una de mis mejores amigas pamplonicas. Les enseñé mi casa y les llevé a tomar un Frapuccino al Starbucks. Sí, aun quedaban calorías por recuperar. Traté de convencer a Irune de que movilice a mis amigos de Pamplona para que vengan a pasar un fin de semana a la capital próximamente. "Madrid es como Nueva York, pero más pequeño. Y en mi casa cabe mucha gente".

A las nueve y media recogí a Joserra en Sol y nos fuimos hasta la fiesta en Casa de la Rana, un local exclusivo de la zona de Acacias. Como el evento ya ha sido diseccionado en los blogs vecinos, sólo diré que me lo pasé muy bien, y que siempre es un placer conocer mejor a la gente. Desde aquí me declaro fan de Mister Tornado y sus imitaciones de manolazo madrileño de extrarradio. Y aviso de que la historia del molde de latex me la guardo para alguno de mis futuros guiones. Como si fuéramos adolescentes, terminamos la fiesta en Casa de Tony, otro exclusivo local vecino, jugando a la Playstation: me dejaron ganar al Gran Reto de Buzz y aprendimos a usar el Dance Factory con música de Bjork (no de Kili). Cuando volvía a casa, ya había amanecido. La calle Príncipe, a primera hora de la mañana, estaba desierta. En esos momentos del día, con los restos de la fiesta aun presentes, es cuando más bonita está. Me gusta vivir en el Centro (Mira al listo, ¿y a quién no?, pensarán algunos).

Domingo. El domingo fue una larga siesta. Qué gusto se está solo en casa cuando se está a gusto. Terminé de fregar. Celebré la llegada del verano con el ritual del cambio de edredón por sábanas. Vi en Cuatro el final de esa joya imprescindible del séptimo arte que es "Temblores". Hice compra en el supermercado. Cené una pizza con Joserra. Descargué varios discos en el Emule (el de Jorge de Ot5, el de politonos de José Gallisteo, Amy Winehouse y la OST de "Sunshine") y navegué por la red de redes en compañía de la MTV. Cuando me acosté, abrí el nuevo libro de Paul Auster, "Viajes por el Scriptorium", pero apenas pude leer la primera página antes de que se me cerraran los ojos.

MADUREZ. OPCIÓN I

MADUREZ. OPCIÓN I

¿En qué consiste la madurez?

Cuando me admitieron en la Universidad y se acercaba el día de rellenar los papeles de la matricula, le pregunté a mi madre que si me acompañaría a hacer las gestiones al Edificio Central, dando por hecho que lo haría. Y mi madre, como quien decía algo que era evidente, respondió:

-¿Que te acompañe? No, hijo, eres capaz de hacerlo tú solo, ¿no?

A mí me dio un vuelco el estómago. Pero bueno, aunque se me debio notar en la cara que no me hacía ninguna gracia y que sufría una grave crisis de confianza en mí mismo, dije que sí, que iría yo sólo.

Y ahí me planté el día establecido, con todos mis papeles y justificantes, en la cola. Comprobé con algo de rabía que a casi todo el mundo le acompañaban sus padres y conforme se acercaba mi turno, estaba convencido de que no iba a ser capaz de matricularme por culpa de mi desnaturalizada madre. Al final me tocó enfrentarme a la secretaria. Entregué mis papeles, mi justificante de exención de pago, firmé un certificado, me dieron un recibo y ya está, matriculado. Y con carné de deportes y todo.

Me sentí un triunfador.

Y descubrí que hacerse mayor es rellenar cada vez más solicitudes, certificados, declaraciones e instancias y enfrentarse a más y más burocracia. La guinda del pastel llega el día que rellenas tú sólo los papeles de la Declaración de la Renta.

FIN DE SEMANA

FIN DE SEMANA

Primera parada del fin de semana: Viernes, 25 de mayo, La Riviera. Los Kaiser Chiefs dan un breve pero arrollador concierto. Hora y cuarto derrochando energia, botes y codazos entre adolescentes y veinteañeros. Como ya ha expuesto mi hermano en su blog, empezaron por todo lo alto con "Everyday I love you less and less" y ya no hubo un solo altibajo. ¿Para que malgastar el tiempo en baladas pudiendo enloquecer al público con "Ruby", "I predict a riot", "Nananana", "Everything is average nowadays" o "The angry mob"? Los Kaiser Chiefs, más que dioses del rock, son hooligans del BritPop.

Comentario #1: General Óptica debería estudiar la posibilidad de patrocinar conciertos, ya que el número de miopes gafapastas era ciertamente llamativo. "En mis tiempos" llevar gafas era cosa de pringados, de ahí que los treintañeros pudientes se sometan a operaciones con laser cuyas consecuencias a largo plazo no han sido estudiadas (Ned Flanders en "Los Simpsons: "a los diez años se te caen los ojitos").

Segunda parada del fin de semana: Sabado, 26 de mayo, Zarauz. Restaurante Kulixka. La familia E se reune para celebrar no uno, sino dos cumpleaños. Y lo hace como más le gusta: comiendo. Yo engullí una sopa de pescado, unas carrilleras de cerdo confitadas y una tarta de dos chocolates. Además, con vistas al mar Cantábrico. Después de comer, paseo por la playa y por el pueblo.

Comentario #2: el ratón de Guetaria tiene, de verdad, forma de ratón. Nunca me había fijado.

Tercera parada del fin de semana: Domingo, 27 de mayo, Pamplona. ¿Cómo es un típico domingo pamplonés? Pues uno se levanta tarde, desayuna, se ducha, va a misa, departe con los feligreses a la salida de la iglesia, va a comer a casa de su abuela un delicioso guiso de redondo de ternera, de postre toma pasteles, conversa en la sobremesa, lee el Diario de Navarra, está pendiente del partido de Osasuna y viaja en coche hasta Madrid, odiando hasta el último segundo a todos los Audis negros que acechan en la carretera de Soria.

PINCELADAS

PINCELADAS

"Pinceladas" era el nombre de un magazine radiofónico que hicimos en la Universidad.

Tanta lluvia empieza a cansarme.

He dormido muy bien, pero poco.

En el fondo, me gustaba la radio.

Hay poca actividad en el trabajo.

Me he comprado un antiojeras, pero no veo resultados.

He estado leyendo la revista del Círculo de Lectores.

La última novela de Alessandro Baricco me entusiasma.

En cambio, la vaselina para los labios es mucho más efectiva.

Mi compañera de mesa me va a dejar solo durante un mes, como poco.

Tendria que dormir más.

Hace poco, alguien me dijo que le gustaba mi voz.

Es la primera vez que me pasa.

"Nocilla fever".

"Escribir es una forma sofísticada de silencio".

Todo el mundo me habla de "Heroes".

No sé si comprarme el nuevo disco de Maroon 5.

Sigue lloviendo.

Y sigue lloviendo.

Y aun lloverá más.

Podría seguir así eternamente.

Mi cabeza nunca se detiene.

Bueno, a veces sí.

Hay una exposición sobre Neoimpresionismo en la Fundación Mapfre.

Y la de arte cinético.

Quiero ir.

"El método Gronholm" tiene muy poco que ver con su adaptación cinematográfica.

¿Ha dejado ya de llover?

Hoy soy feliz.

PICNIC EN EL RETIRO

PICNIC EN EL RETIRO

Este sábado fui a comer al Retiro en plan picnic con Esti, Joserra y la efervescente Mirem. Entre sandwich y sandwich de Rodilla, mirábamos a la gente que nos rodeaba, familias, parejas y paseantes varios. Y contemplando alguna que otra estampa, surgió en nuestra conversación aquel mítico artículo de Locusta sobre la fealdad de la gente.

¿La gente es sucia y fea? Pues sí, es un hecho objetivo e incontestable, hay mucha gente sucia, fea y maleducada. Demasiada.

Alucino con la gente que escupe en plena acera; que se cuela entre dos coches para echar una meadita; que habla a gritos; que se corta las uñas en el anden; que se cuela en Frutos Secos "El rincón" haciéndose la despistada; que no apaga los móviles en el cine; que pone reguetón a todo volumen a las tres de la mañana; que te saca el ojo con la varilla de su paraguas; que abre una lata de Cocacola en el super y se la bebe mientras hace la compra; que hace comentarios xenófobos mientras compra discos en el Top Manta; que no conoce la existencia del desodorante, el champú o la pasta de dientes; que se cuela en el metro; que roba diez euros de debajo de una bombona de butano... casi tanto como con el abuelillo que se pone un tanga de hilo luciendo sus nalgas descolgadas por toda la piscina, o con la adolescente entrada en carnes que se embute en ropa de Pinkie como una salchicha... No es tanto que la gente sea fea, sino que no tiene sentido de la estética, de lo que le sienta mejor o peor. Y es triste. En fin, se supone que cada uno se viste como se entiende, pero si algo te queda mal, te queda mal.

De todas formas, aunque intento evitarlos, yo también tengo días en los que soy sucio, feo y maleducado. Nadie es perfecto.

LA FIESTA DE LA DEMOCRACIA

LA FIESTA DE LA DEMOCRACIA

Hoy tengo un día difuso, es decir, sin un tema claro de conversación.

Ayer voté. Por correo. Primera vez que tengo que votar en Madrid y me voy de la ciudad. Aunque es por una buena causa: cumpleaños de aei52 y comida familiar en Zarauz. Vale, eso conlleva un palizón de coche, pero seguro que lo compenso con un buen solomillo... Por cierto, supongo que adivinaréis fácilmente a quen voté. Y eso que es complicado decidirse entre la veintena de opciones: que si Tercio Católico de Acción Política, que si INDIO (Inmigrantes con Derechos de Igualdad y Obligaciones), que si Madrid es Castilla, que si PRIM (Primero Madrid), que si Unión por Leganes, que si Partido Antitaurino, que si Democracia Nacional, que si Tierra Comunera. Incluso puedo optar entre la Falange, Falange Auténtica y Falange Española de las JONS.

He cambiado de tabla en el gimnasio. Ayer por la tarde casi desfallezco. Pero hay que mantener el tipo delante de la rana. Motivación y pique, como unos machitos cualesquiera. Hoy cambio el gym por un concierto acústico de Deluxe, ese chico triste y famélico que, según algún indocumentado, canta mal. Y mañana lo cambió por teatro. Voy a ver "El metodo Gronholm" con un amigo. Ya he visto la película, pero dicen que la obra es mejor. Después cenaré por ahí. Así que no pisaré la sala de tortura... perdón, de pesas... hasta el jueves, como pronto.

Y el viernes, concierto de los Kaiser Chiefs. Me apetece mucho. Y tengo que recoger las entradas del Summercase, que ya están compradas. El futuro se presenta interesante. O, por lo menos, suena bien.

NO SOY UN SEÑOR

NO SOY UN SEÑOR

Aunque en algunas tiendas se empeñen en tratarme de usted, he llegado a la conclusión de que aun no soy un señor. Pensé que los treinta me convertirían en uno, pero me equivoqué. Quizás cuando llegue a los cuarenta...

Sé que no soy un señor porque a veces ceno galletas Chips Ahoy con un vaso de leche; porque sigo dejando los zapatos en el recibidor la noche de Reyes; porque me gusta reirme con mis amigos cuando colamos latas de Nestea en el VIPS; porque leo tebeos; porque cuento los Minis, las Vespas y los Micras que veo por las calles; porque aun me hago fan de una serie o de un cantante; porque sigo poniéndome en primera fila en los conciertos mientras sacudo el pelo y toco la guitarra de aire; porque juego a la Playstation; porque me compro unas zapatillas Converse en vez de unos zapatos; porque sólo tengo dos trajes en el armario y apenas los uso un par de veces al año; porque desayuno Nesquik; porque a veces ceno un bol de cereales Frosties para despertar el tigre que hay en mí; porque sigo bailando hasta las seis de la mañana cuando tengo ocasión; porque aun no he perdido la ilusión por muchas cosas, simples o complejas; porque aun sé entusiamarme; porque hay días que me levanto contento sin saber bien por qué.

Sobre todo, sé que aun no soy un señor porque aun no me tomo demasiado en serio. Aun sé reirme (y aprender) de mis errores y alegrarme de mis aciertos. Y esto me hace pensar que, aunque no sea un señor, tampoco soy un inmaduro. Pero de eso ya hablaremos otro día.

HOY ES UNO DE ESOS DÍAS...

HOY ES UNO DE ESOS DÍAS...

...en que noto como brilla el sol en la ventana que está detrás de mí y me entran ganas de estar en cualquier lugar menos en el trabajo.

Con lo bien que se estaría en el Retiro, tumbado en la hierba, leyendo a Alessandro Baricco y desafiando a la alergia.

Con lo bien que se estaria escuchando discos en la FNAC, curioseando DVDs y leyendo libros y comics (perdón, novelas gráficas).

Con lo bien que se estaría tomando un café en el Ajenjo, el Antik, el Diurno, e incluso en un Starbucks.

Con lo bien que se estaría callejeando por Malasaña y descubriendo tiendas pequeñas y curiosas.

Con lo bien que se estaría en casa, dormitando en el sofá y escuchando el nuevo disco de Michael Bublé, "Call me irresponsible".

Con lo bien que se estaría en la semioscuridad de un cine de versión original.

Con lo bien que se estaría dando un paseo por Madrid para visitar a un amigo y darle una sorpresa.

Con lo bien que se estaría en casa de mi hermano jugando al tenis virtual en la Wii. (O en mi casa, jugando al Singstar, o huyendo de la policía en "Need for Speed").

Con lo bien que se estaría en el gimnasio, aprovechando que a estas horas está prácticamente vacío.

Con lo bien que se estaría...

A currar!

COSAS QUE NO QUIERO OLVIDAR

COSAS QUE NO QUIERO OLVIDAR

Cuando yo aun no había cumplido cinco años, un dia cualquiera mi padre salió de casa y terminó aplastado por un Land Rover.

Desde entonces, mi vida cambió. Yo era un niño especial, al que había que proteger y cuidar. "Pobrecito, no tiene padre". Era un comportamiento bienintencionado, pero... ¿cómo superar un hecho así si te lo están recordando continuamente?

Siempre que conocía a alguien, tenía que pasar por el siguiente ritual. Tarde o temprano, alguien me preguntaba por mi padre. Y cuando yo pronunciaba la terrible palabra "muerte", todo eran silencios incómodos, disculpas entrecortadas y balbuceos varios. Ahora ya sucede menos, porque hemos crecido y cada vez más gente se encuentra en mi situación, pero de vez en cuando, sigo notando el pánico que la muerte provoca en la gente.

Hace poco conocí a alguien y ese alguien, como no, acabó preguntando por mi padre. Hubo un silencio incómodo durante unos breves momentos, y luego me hizo una pregunta sencilla, pero que nunca me habían hecho con tanta naturalidad en esa situación:

-"¿Le has echado de menos?"

Y esto es una de esas cosas que no quiero olvidar.

HACE TRES AÑOS

HACE TRES AÑOS Y aun me quedan muchos pasos por recorrer...

CATARSIS

CATARSIS

En Isaba, escribí un argumento. San Francisco, karaokes, lomografías, vivendo en la era pop y... sexo, mucho más sexo del que imaginaba. Son mimbres que prometen. Si trabajo bien con estos materiales, puede salir una historia potente, un buen guión... o puede que otra cosa. Porque mientras escribía, me di cuenta de que no sabía cuál era el destino final de ese viaje.

Sin embargo, me gustaría escribir alguna vez algo que no fuera tan íntimo. Me gustaría poder escribir sobre otras personas. No es que yo no sea interesante, pero no lo soy tanto.

Antes era capaz de hacerlo. Rectifico. Antes era incapaz de hablar de mí mismo. Escribía historias intelectuales, frías, donde la emoción era más supuesta que sentida, puros juegos de género y estructura.

Ahora, en cambio, no sé si mi última historia es un ejercicio de escritura o de catarsis.

Quizás, cuando la haya terminado, la guarde en un cajón y nunca la lea nadie.