¡SALVEMOS A LAS OCAS!
Hace un año vi ondear las banderas tricolores en el barrio de Castro, subí a una colina para ver el nublado horizonte de California, me hice fotos con las siete casitas idénticas de San Francisco, fotografié búfalos y me refugié de la lluvia bajo un templete coreano en el Golden Gate Park y paseé por un jardín japonés.
A veces me dan ganas de pasar un tiempo largo en Estados Unidos. Quitando a su presidente y los tópicos más o menos acertados, me gusta ese país. No para establecerme, pero sí para vivir unos meses. De todas formas, creo que ya se me pasó el arroz para este tipo de aventuras (aunque nunca se sabe).
Eso sí, he quitado Chicago de mi lista. Desde hoy, las autoridades de la ciudad de Al Capone han decidido prohibir el foie-gras. ¿Por qué? Porque es un demoniaco producto alimenticio consecuencia de obligar a ocas, patos y otras aves acuáticas a comer y comer y comer hasta que sus deliciosos hígados se hipertrofian. Los pobres patitos son torturados para que unos sibaritas devoren un producto de sospechoso nombre francés. Ya me veo a La Piara comercializando sus productos en USA con el nombre de "paté de la libertad - Freedom Paté"
Pero a ver... ¿estos animales no están para eso? Es decir... ¿para que nos los comamos?
No niego que en las granjas de animales, vacas, cerdos, gallinas, pollos son tratados más como cosas que como seres vivos, haciandos en diminutas jaulas, alimentados con productos químicos, sobreexplotados hasta más allá de sus posibilidades. Por no hablar del maíz transgénico... Pero entonces no comeríamos nada.
¿Pero prohibir el foie-gras como si fuera heroina? ¿Te detendrán si te pillan en la aduana con un par de latas de Martiko en la maleta? ¿No es absurdo?
Cada día la Humanidad es más tontita.