FRAGIL
El Ayuntamiento decide traer el Metro hasta tu barrio. "Qué bien", piensas, "podré llegar al centro en poco tiempo. Ya no tendré que esperar al autobús, ya no tendré la sensación de vivir en un barrio olvidado por las instituciones".
Comienzan las obras. Van a buen ritmo. En pocos meses, metro. Una entrada a poco pasos de tu casa. Y una noche, un ruido te saca de la cama. Sientes que todo ha temblado. ¿Una bomba? ¿Un terremoto? Te asomas a la ventana. El edificio que había delante, un viejo garaje, ha desaparecido. En us lugar, un enorme socavón, nubes de polvo y sirenas de policía. Desconcierto de luces intermitentes. Los bomberos te piden que abandones tu vivienda. Apenas un cuarto de hora para coger lo esencial: te vistes con lo primero que encuentras, te llevas algo de dinero, la cartera, quizás el móvil. Sales a la calle.
Y ya no vuelves nunca más a tu casa porque al día siguiente te informan de que es peligroso. Tú y tus vecinos podéis entrar, en pequeños grupos y acompañados por un bombero, para recoger eso que en los periódicos llaman "enseres personales". Tú metes todo lo que puedes en una maleta enorme. Pero hay tantas cosas que nunca te vas a poder llevar, tantos recuerdos, tantos aromas, tantas sensaciones.
Y al día siguiente, te dicen que tu casa va a ser demolida. Y al día siguiente, te enteras de que la casa de tus vecinos, también va a ser demolida. ¿Y qué pasará al tercer día? ¿Dejará algún día de crecer ese socavón? ¿Puede una millonaria indeminización devolverte lo que ha sido, durante tantos años, tu Hogar?
Comienzan las obras. Van a buen ritmo. En pocos meses, metro. Una entrada a poco pasos de tu casa. Y una noche, un ruido te saca de la cama. Sientes que todo ha temblado. ¿Una bomba? ¿Un terremoto? Te asomas a la ventana. El edificio que había delante, un viejo garaje, ha desaparecido. En us lugar, un enorme socavón, nubes de polvo y sirenas de policía. Desconcierto de luces intermitentes. Los bomberos te piden que abandones tu vivienda. Apenas un cuarto de hora para coger lo esencial: te vistes con lo primero que encuentras, te llevas algo de dinero, la cartera, quizás el móvil. Sales a la calle.
Y ya no vuelves nunca más a tu casa porque al día siguiente te informan de que es peligroso. Tú y tus vecinos podéis entrar, en pequeños grupos y acompañados por un bombero, para recoger eso que en los periódicos llaman "enseres personales". Tú metes todo lo que puedes en una maleta enorme. Pero hay tantas cosas que nunca te vas a poder llevar, tantos recuerdos, tantos aromas, tantas sensaciones.
Y al día siguiente, te dicen que tu casa va a ser demolida. Y al día siguiente, te enteras de que la casa de tus vecinos, también va a ser demolida. ¿Y qué pasará al tercer día? ¿Dejará algún día de crecer ese socavón? ¿Puede una millonaria indeminización devolverte lo que ha sido, durante tantos años, tu Hogar?
2 comentarios
Joserra -
Jose -
Lo de Barcelona ha sido una putada... muchas veces crees que ya lo tienes todo encarrilado y ocurre una cosa asi, de la cual eres totalmente inocente y tienes que volver a empezar...