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El blog de ace76

LENTO

LENTO Así va el blog con la conexión que hay en Pamplona...

Es curioso como mi habitación se va vaciando lentamente de mis objetos personales y las que permanecen están como ancladas en el tiempo. Acabo de encontrarme varios cuadernos de mi época de prácticas en Radio Popular, y he descubierto que en mi armario todavía está el abrigo granate que me acompañó durante tantos años de universidad. Soy una persona que nunca tira nada, porque me da la impresión de que, al tirar ciertos objetos, estoy tirando una parte de mi vida a la basura. Además, luego se acaba echando de menos las cosas más absurdas. Yo sigo lamentándome por haberme deshecho, hace mucho tiempo, de mis cuadernos del Parvulario con los que aprendí a contar, a leer, a escribir...

Es curioso, yo recuerdo perfectamente ciertas imágenes y sensaciones de mi parvulario, los columpios, el tobogán, la madera de las clases, los inmensos peces azules que decoraban la pared, los dibujos que hice con las témperas... Y lo que más me entristece es que ya no queda NADA de ese lugar. El terreno fue vendido para edificar bloques de apartamentos y ya no queda ni una sola huella de lo que fue mi primer colegio, el lugar donde conocí a mis primeros amigos, donde supe que existía algo más allá de mi casa...

Supongo que hay muchos lugares que uno sólo puede visitar ya con la memoria. Yo, a veces, me imagino lugares que he pisado y que no he vuelto a ver, y sigo teniendo de ellos una imagen tan nítida como si hubiera estado dándome un paseo por ahí ayer mismo. De ahí que, para mí, uno de los grandes placeres de la vida sea volver (aunque siempre hay que saber que los sitios cambian, como nosotros, asumir esto es esencial para no llevarse terribles decepciones. Lo que nos maravilló en un momento dado puede resultarnos, años después, vulgar y aburrido).

En fin, me imagino que volver a Pamplona me pone un poco nostálgico. Me imagino que es consecuencia del hecho de que aquí el pasado se me hace muy patente, muy presente. Viajar a Pamplona es como abrir el baúl de los recuerdos de tiempos que ya no volverán, y que además sé que quedaron atrás. No sé como será mi vida en los próximos cinco, diez, veinte años, pero es fácil pensar que mi futuro me espera en Madrid, el lugar donde está mi presente. Aunque como lo que fuimos es parte de lo que somos, siempre habrá un lugar en mi corazón para esta pequeña ciudad de provincias.

Que peligro tiene esto de sentarse delante del ordenador y ponerse a escribir...

Por cierto, que hoy es Nochebuena... ¡No es momento de estar conectado a Internet! Ale, a disfrutar de la familia y de los amigos... calor humano, muerte al chip. Y de todo corazón...

¡FELIZ NAVIDAD!

4 comentarios

dee -

Creo que esa frase no es original de Sabina.

ace76 -

¿Magia? Jejejeje, Joserra, tú que me lees con buenos ojos... :-)

Je, Imzel, sé donde estaba, pero no queda ni huella, igual una excavación arqueológico encontraría algo... Y sí, Sabina tiene razón, volver al pasado es muy arriesgado. Aparte de que soy de los que prefiere mirar hacia el futuro.

Imzel -

Por una parte, al menos sabes donde está tu primera escuela, la mía se quedó a miles de kilómetros de distancia. Y por otra, bien lo decía Sabina: Al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver.

Joserra -

Qué bonito, Antonio, me encanta la magia que sale de tus dedos al escribir.

Curiosamente yo estos días también he estado nostálgico. Un día de estos lo escribo en el blog, pero el otro día, recogiendo un altillo de un armario recuperé un objeto que buscaba, que llevaré a Madrid y escanearé para recordarlo con todos en mi blog.

Besotes mil y Feliz Navidad, Antonio.
:)