HAY UNA CARTA PARA MÍ
Ayer recibí una auténtica carta. Nada de facturas bancarias, ni de recibos de la luz, ni ofertas publicitarias. Una carta, con su sobre con sellos y su papel escrito a mano. El remitente era Félix, un antiguo compañero de colegio que me ha localizado gracias a una página web en la que me apunté por simple curiosidad: mipasado.com
He tenido una sensación extraña, ya que pensaba que mis años de colegio (de los que no guardo un buen recuerdo) habían quedado sepultados por el paso del tiempo. De repente, una persona que fue mi amigo durante unos años (aunque fue una amistad coyuntural, como lo demuestra el hecho de que se diluyera poco tiempo después de que empezáramos nuestras carreras universitarias: nuevos entornos, nuevas experiencias, nuevas amistades) resurge del olvido. Supongo que no se puede escapar de nuestra historia. Me ha dado una dirección de mail. Le escribiré. Por lo menos, para agradecerle que me haya escrito una carta. Aun se mandan postales, pero hace tiempo que nadie escribe cartas. Hace años yo intercambiaba correspondencia con varios amigos de Bilbao y Santander. Recuerdo con nostalgia la ilusión que me hacía echar la carta en Correos (todo un acto de fe en nuestro Servicio Postal... que funciona(ba) mejor de lo que se dice) y la alegría que sentía al abrir el buzón y descubrir, entre papelotes que se tiran a la papelera sin apenas abrirlos, cartas de estas que se guardan y se releen vez tras vez.
He tenido una sensación extraña, ya que pensaba que mis años de colegio (de los que no guardo un buen recuerdo) habían quedado sepultados por el paso del tiempo. De repente, una persona que fue mi amigo durante unos años (aunque fue una amistad coyuntural, como lo demuestra el hecho de que se diluyera poco tiempo después de que empezáramos nuestras carreras universitarias: nuevos entornos, nuevas experiencias, nuevas amistades) resurge del olvido. Supongo que no se puede escapar de nuestra historia. Me ha dado una dirección de mail. Le escribiré. Por lo menos, para agradecerle que me haya escrito una carta. Aun se mandan postales, pero hace tiempo que nadie escribe cartas. Hace años yo intercambiaba correspondencia con varios amigos de Bilbao y Santander. Recuerdo con nostalgia la ilusión que me hacía echar la carta en Correos (todo un acto de fe en nuestro Servicio Postal... que funciona(ba) mejor de lo que se dice) y la alegría que sentía al abrir el buzón y descubrir, entre papelotes que se tiran a la papelera sin apenas abrirlos, cartas de estas que se guardan y se releen vez tras vez.
3 comentarios
Su -
A mí me encantaba escribir cartas, recuerdo incluso que en los campamentos me las llevaba de casa escritas, ay, ay, ay, es que se trataba de mi noviete del cole, aun así me llegaron más a mí que a él, es imposible competir con un adolescente enamorado, jejeje.
Muchas cartas pa mi Antoñico.
Inakov -
Joserra -
Que guay, carta de tu amigooooo feeeeeelliiixxxxxx (no me resistía a cantar la canción)