ESTADOS DE ÁNIMO
Los mecanismos del cerebro y del alma son un misterio. De repente, algo se mueve por dentro y pasas de estar asquerosamente feliz a estar melancólico y tristón. Hoy es uno de esos días en que mi estado de ánimo se corresponde con el tiempo que hace: gris, nublado, otoñal... Y la verdad es que no tengo razones para estar así.
Ayer, después de trabajar, me tomé un café con Anauel y luego pasé por el Madrid Rock para comprarme un par de discos: la edición especial de los grandes éxitos de Mikel Erentxun y el nuevo disco de David de María (que es uno de estos artistas que no debería gustarme, pero sí, me gusta... Sigo bajando el listón). Lo que de verdad me apatecía era llegar a mi casa, tumbarme en el sofá, no hacer nada, estar solo... Pero Esti aun no ha terminado su mudanza y estaba en casa, una situación normal y corriente que, realmente, no me molesta. Sin embargo, bastó ese desequilibrio entre mis deseos y la realidad que me rodea para que el viento de mi ánimo cambiara de dirección. De repente, todo parece molestar: el desorden habitual en el cuarto de baño, los maullidos de los gatos, la desidia en el trabajo...
En fin, lo mejor de esto es que basta cualquier cosa para que la cabeza vuelva a hacer clic y retomar el estado de ánimo positivo. Por ejemplo, escribir en el blog... :-)
Ayer, después de trabajar, me tomé un café con Anauel y luego pasé por el Madrid Rock para comprarme un par de discos: la edición especial de los grandes éxitos de Mikel Erentxun y el nuevo disco de David de María (que es uno de estos artistas que no debería gustarme, pero sí, me gusta... Sigo bajando el listón). Lo que de verdad me apatecía era llegar a mi casa, tumbarme en el sofá, no hacer nada, estar solo... Pero Esti aun no ha terminado su mudanza y estaba en casa, una situación normal y corriente que, realmente, no me molesta. Sin embargo, bastó ese desequilibrio entre mis deseos y la realidad que me rodea para que el viento de mi ánimo cambiara de dirección. De repente, todo parece molestar: el desorden habitual en el cuarto de baño, los maullidos de los gatos, la desidia en el trabajo...
En fin, lo mejor de esto es que basta cualquier cosa para que la cabeza vuelva a hacer clic y retomar el estado de ánimo positivo. Por ejemplo, escribir en el blog... :-)
7 comentarios
ace76 -
Yo creo que mi montaña rusa es bastante tranquila, por lo general. Pero a veces me encuentro con unos descensos repentinos e inexplicables... Y sí, Iñaki, es extraño lo que nos puede llegar a afectar cualquier nimiedad.
Inakov -
Éste es uno de los grandes misterios de la vida - hay tantos por resolver... - ¿Por qué unos días nos levantamos con las pilas cargadas y el gesto sonriente y pasadas unas horas, sin que haya ocurrido nada especialmente desagradable, estamos apáticos y cariacontecidos? A mí me ocurre muchos días. Incluso en una misma jornada puedo sentirme contento, triste, feliz, agobiado...
Más que un carrusel, a veces la vida parece una montaña rusa con innumerables subidas y bajadas.
De todos modos, la Felicidad con mayúsculas no existe y aquél que se empeñe en buscarla es un Quijote que ve amenazadores gigantes donde tan sólo hay molinos de viento. Debemos conformarnos con la felicidad con minúscula en breves intervalos de tiempo.
Su -
ace76 -
Miguel -
Miguel -
La de inventiva que tengo que tener cuando voy a tu casa y pretendo ponerme las lentillas...
Joserra -
Besotes milll
:)