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El blog de ace76

Futuro

NO GANÉ

NO GANÉ Como era de esperar, "Naïf" no ganó el Premio Pilar Miró.

Pero yo sigo estando orgulloso de mi primer hijo. Sí, escribí otros guiones antes, pero los pobres no alcanzan la categoría de pequeñas mascotas. Aunque sigo creyendo que mi historia de fantasmas tiene posibilidades... a la espera de que se me ocurra un final menos bochornoso. "Te perdono... Tú estás vivo y ella, ella no es más que un fantasma, está muerta". Sí, Ed Wood estaría orgulloso de mí.

Orson Welles, en cambio, aun no me dirige la palabra. Ya lo hará, ya, jajajaja.

LET´S GO TO SAN FRANCISCO

LET´S GO TO SAN FRANCISCO Dentro de un mes, estaré cogiendo un avión para ir de San Francisco a Dallas. Es decir, que "El gran viaje del año 2005. Parte I" está a la vuelta de la esquina.

Ya tengo los billetes (sí, lo conseguí). Ya tengo reservado el hotel (sí, lo conseguí). Esta mañana me he hecho el pasaporte nuevo, con una horrible foto de fotomatón escaneada. Treinta y dos hojas para rellenar hasta el 2008, treinta y dos hojas decoradas con dibujos de animales como mariposas, patos, ballenas, murciélagos, bufalos u osos polares. Creo que se debe a que son animales migratorios, cosa que tendría cierta lógica, pero no estoy seguro.

La próxima semana llamaré a American Airlines para confirmar que sí, que realmente tengo billetes. No me fio nada de estos "tickets electrónicos". Hubiera preferido unos billetes de toda la vida, de papel, solidos, tangibles... Vamos, que hasta que no monte en el avión, no me lo creeré. También llamaré al Shi Yu Lang para confirmar que sí, que tenemos habitación.

Me quedan otras cosas por hacer, como llevar el traje a la tintorería, recoger mi maleta de casa de Esti, cortarme el pelo, escoger un regalo para mi primo, ponerme las vacunas, jejeje... En fin, comienzo a estar nervioso...

AHORA SÍ, COSAS QUE HACER

AHORA SÍ, COSAS QUE HACER Ayer fue un día animado en el trabajo... Vamos, que no paré. Y por primera vez en varias semanas, falté a mi cita con la blogosfera.

No tengo muchas cosas que contar. Ahora mismo tengo la cabeza en el futuro inmediato más que en el presente. Cuando en el horizonte aparecen, sucesivamente, las vacaciones de Semana Santa, un viaje a San Francisco y el Interrail, el día a día se reduce a una pesada espera hasta que lleguen los acontecimientos anhelados. Por otra parte, soy incapaz de pensar en qué haré con mi vida cuando llegue el mes de septiembre... ¿Con qué me distraeré hasta Navidades? ¿Qué será de mí en el año 2006? (Como eres, Ace, apenas ha empezado el 2005 y ya estás pensando en el 2006? Quizás, esta vez sí, empiece a estudiar Psicología en la UNED... Quizás escriba otro guión (tengo ideas revoloteándome por la cabeza desde hace tiempo, la inspiración es como una mariposa ciega y sorda... No, la frase no es mia, es de Camilo José Cela, más o menos)... Quizás comience a ahorrar para comprarme una casa...

De todas formas, tengo pendientes por hacer otras cosas mucho más mundanas. A mi casa aun le faltan por pulir algunos detalles, principalmente decorativos. Este sábado compré en Ikea unas típicas mesas Ikea para mi salón, además de una bonita (y baratísima) alfombra. Flauta, por cierto, ya le ha dejado su sello. Quizás haya que cortarle las uñas. Cuando haya colgado los cuadros que aun no he comprado y las fotos que aun no he enmarcado, invitaré a mis amigos a cenar y haré deliciosos canelones en mi fabuloso horno eléctrico. Y experimentaré con uno de esos bizcochos de Nestlé que anuncian por televisión y que depiertan, a partes iguales, mi curiosidad y mi gula.

Tengo pendientes de leer dos libros, y de los gordos: "Tu rostro mañana. Baile y sueño", de Javier Marías; y "El hijo del acordeonista", de Bernardo Atxaga. No sólo son gordos, sino que supongo que tienen cierta densidad. Vamos, que no son muy aptos para leer en el metro, supongo. El otro día me compré una bolsa en Coronel Tapiocca para llevarlos conmigo y aprovechar los ratos muertos, una bolsa lo suficientemente grande para llevar también mi diario, los crucigramas del Quiz y la(s) cámara(s) de fotos. Tengo ganas de que llegue el buen tiempo para poder pasear por la ciudad.

El cierre de Madrid Rock ha sacado al buitre que llevo dentro. El espectáculo que ofrece la tienda, llena de gente rebuscando en las estanterías y llevándose decenas de compactos, es un tanto triste. Pero, claro, ante la posibilidad de llevarse los DVDs con un 30% de descuento, los sentimentalismos quedan a un lado y mi estantería se llena de DVDs pendientes. De momento estoy con la Cuarta Temporada de "Futurama" (Me falta la tercera). Genial la aparición de un robot repartidor de la tienda sueca "PIkea" (idéntico logotipo, sólo que en lugar de la I inicial, aparecía la letra griega Pi), acompañada de frases como "hemos conseguido montarlo y sólo faltaban seis piezas"...

Y hace mucho que no voy al cine (aunque tampoco hay muchas películas que me llamen ahora la atención: "Entre Copas", "Closer", "Ray"...). Y también hace bastante que no salgo de marcha. Aunque eso lo solucionaré este fin de semana: es el cumpleaños de Joserra, y esa es una fecha destacada en el calendario.

YMCA

YMCA Ya me han devuelto parte del importe mal cobrado, y espero que esta tarde "La maldición de LoMónaco" haya terminado. Al menos, en lo referente a billetes de avión. Ahoro quiero arreglar ya, de una vez por todas, La Caldera. Pero eso sí que es una saga digna de Tolkien.

Entre los hoteles y moteles de San Francisco mi hermano ha escogido éste, de nombre muy prometedor: Shih Yu-Lang Central YMCA Hotel. Guay Am Si Ei! Ya hemos decidido que nos haremos una foto en la puerta, al estilo Village People. Yo seré el Cow-Boy, ¿o el indio? ¿Qué me sugerís? Mi hermano se ha pedido "el hombre de cuero". Yo creo que es porque The Edge se vistió así cuando U2 grabo su disco "Pop" (su disco olvidado, por lo visto).

Bueno, lo de YMCA da para muchas bromas. Pero en este enlace, descubriréis que YMCA significa: "Young Men Christian Association". Así que serán formales... esperemos, jejeje. Otro hostal anunciaba como una de sus actividades la siguiente: "Crazy Roof Night Parties". Y miedo me da lo que en Estados Unidos entiendan por "fiesta loca".

Pues eso, un artículo tonto, pero es que no tengo mucho más que decir... Me aburro y estoy enganchado a un nuevo juego de Lycos, el Zuma...

CAMBIANDO DE TEMA

CAMBIANDO DE TEMA San Francisco es una de las ciudades más conocidas de Estados Unidos.
La sola mención de su nombre evoca inmediatamente cientos de imágenes
de una gran urbe bañada por el sol californiano. Situada junto a una
larga y hermosa bahía, San Francisco es una ciudad abierta,
desprejuiciada y llena de contrastes, una amalgama de razas, culturas
y personas que inundan de color sus calles y plazas, convertidas en un
auténtico espectáculo que despertará, sin duda alguna, la curiosidad
del foráneo. Como sucede con las grandes metrópolis estadounidenses,
San Francisco encierra en sí misma muchas ciudades diferentes,
diversas caras que el visitante irá descubriendo si tiene paciencia y
los ojos bien abiertos, dispuestos a dejarse fascinar por el hechizo
de esta ciudad.

Existe un San Francisco que ha dado la vuelta al mundo, el San
Francisco que todos conocemos sin haber estado nunca en él. Es la
ciudad del legendario Golden Gate, uno de los puentes más famosos del
mundo, si no el que más. Abierto al tráfico en 1937, este puente de
inconfundible silueta atraviesa la bahía gracias a sus más de dos mil
setecientos metros de longitud. Es también la ciudad de la no menos
legendaria prisión de Alcatraz, la Roca, situada en un pequeño islote
y cerrada en 1960. Y como no, San Francisco es la ciudad de los
tranvías. A una velocidad medía de unos quince kilómetros por hora,
estos vehículos centenarios suben y bajan las empinadas calles de la
ciudad formando una red de diecisiete kilómetros. Es fácil darse
cuenta de que San Francisco es una ciudad ondulante construida sobre
cuarenta y tres colinas. ¿Quién no se sorprende al ver descender a los
automóviles por la serpenteante Calle Lombard?

Pero existe otro San Francisco menos conocido, una ciudad de ciudades
que no aparece en las postales turísticas más tópicas. El treinta por
ciento de los ochocientos mil habitantes de San Francisco son
orientales, y muchos de ellos viven en Chinatown, uno de los mayores
barrios chinos situados fuera de Asia. En sus calles, oriente y
occidente se confunden, como si las fronteras entre países y
continentes hubieran desaparecido. Una impresión que también se tiene
cuando se pasea por las calles de Missión Dolores, el barrio latino de
San Francisco. Grandes murales adornan las calles del distrito más
antiguo de una ciudad que cuenta con una amplia comunidad hispana. No
hay que olvidar que la primitiva misión de San Francisco fue fundada
por un eclesiástico español, Fray Junípero Serra, por lo que no
debería extrañarnos encontrar también un monumento a Cervantes en uno
de los parques de la ciudad.

San Francisco ha sido el escenario de algunos de los acontecimientos
más importantes de la cultura popular del siglo XX. En North Beach, el
barrio italiano, vivieron en los años cincuenta varios poetas de la
generación Beat, como Jack Kerouac. En los años sesenta, San Francisco
fue la capital del movimiento "hippy", especialmente la zona de Haight
Ashbury, con sus famosas casas de estilo victoriano, coloridas
fachadas y grandes ventanales. Además, San Francisco alberga, desde
hace varias décadas, el primer barrio gay del mundo: el animado
distrito de Castro. Mucha animación hay también en Fisherman´s Wharf,
el antiguo puerto donde hoy se multiplican los restaurantes y los
mercadillos. Los barcos y veleros se encuentran ahora en el lujoso
puerto deportivo de Sausalito. Y es que otra de las muchas caras de
San Francisco es la de la ciudad rica y populosa, cuyo mejor reflejo
se ve en la selva de rascacielos del barrio financiero. Entre altos y
vanguardistas edificios, ondea la bandera de las barras y estrellas,
omnipresente en este país.

San Francisco ha sido el destino de muchos durante el siglo XX y su
magia sigue intacta en el siglo XXI. Cuando cae la noche, las calles
se iluminan con cientos de luces de neón y el Golden Gate queda
difuminado por las tinieblas, el viajero se da cuenta de que la ciudad
con la que soñó nunca se detiene a descansar.

ANTONIO TAMBIÉN TIENE UN PLAN

ANTONIO TAMBIÉN TIENE UN PLAN ...y éste sí que es un buen plan.

Cuando aun no está claro si me iré o no a Estados Unidos en mayo, ya estoy planeando mis vacaciones de agosto. Y todo gira en torno a una fecha: el 7 de agosto la gira de U2 pasa por Barcelona. Pienso estar en el Campo Nou... un... dos... tres... ¡catorce!

Y el 8 de agosto comenzará mi interrail por Europa. Primera parada: París. Y ya sabéis que os espero en Estambul, en el patio de la mezquita de Solimán, el Magnífico, el 27 de agosto, a las doce del mediodía.

GO WEST

GO WEST En fin, no tengo mucho que contar hoy. Por una parte, tengo ganas de que llegue febrero y haya más actividad en el trabajo. Pero, por otra, se vive tan bien con la jornada intensiva...

Eso sí, de lo que verdaderamente tengo ganas es de que llegue el mes de mayo para irme a Dallas, y quizás, a San Francisco... ¿Los Ángeles? ¿Las Vegas? ¿New Orleans? Estados Unidos es tan grande... ¿Qué me sugerís vosotros?

Todo depende de que me den libres tres días para enlazar con el dos y el tres de mayo, que son festivos. Y otra vez me quedaré sin ahorros...

EN TRANCE

EN TRANCE He tenido que hacer unas setecientas cincuenta fotocopias por las dos caras. Simplemente hay que programar la máquina e ir introduciendo montoncitos de folios. Pero hay que estar controlando que no haya atascos, ni errores. Total, que he estado casi media hora viendo funcionar a la máquina. Y he descubierto que el ritmo machacón y repetitivo con el que la fotocopiadora va haciendo su trabajo es hipnótico. Casi, casi, me he retrotraido a los tiempos universitarios, algo que me pasa en ocasiones cuando camino por los pasillos del Congreso. El olor a madera vieja, la suavidad de las alfombras, la decoración un tanto rancia, el calorcillo de los folios recién fotocopiadas... son sensaciones que me recuerdan a mis paseos por el magno edificio central, las frías mañanas de invierno en la biblioteca, las sobremesas en el Faustino. Y me he dado cuenta de que hace ya más de diez años que comencé mis estudios de Audiovisual. A veces, me parece que fue ayer cuando me licencie, pero en otras me doy cuenta de que 1994 queda ya muy atrás...

Y mientras se hacían fotocopias y fotocopias, he recordado otros momentos y sensaciones de aquella época. Recuerdo perfectamente la sensación de calor acogedor tras haber atravesado caminando el campus de la Universidad a primera hora de la mañana, cuando el frío de Pamplona te atraviesa la cara como si tuviera miles de pequeñas agujas... Un día se congeló la superficie de la cuesta que bajaba hasta la facultad y vi decenas de resbalones. Esa misma cuesta se llenaba de caracoles después de un chaparrón. Y fue escenario de emboscadas y batallas el día que la nieve colapsó Pamplona.

Fueron unos años felices. Supongo que se mezclaron muchas cosas: hacer nuevos amigos, madurar y conocerme mejor, estudiar una carrera que me gustaba mucho (donde incluso las asignaturas más plomizas tenían algún punto de interés: una de las cosas que más me gustan de este mundo es aprender algo nuevo, saber pensar y entender... Me gusta tanto como odio hacer exámenes. Algún día alguien comprenderá que aprender y estudiar son cosas muy diferentes), y sobre todo, la sensación de que el futuro me pertenecía, que aun estaba todo por escribir.

Cuando he terminado de hacer todas las fotocopias, he vuelto al mundo presente, a este año 2004 que está a punto de acabarse y en el que mi vida ha dado unos cuantos giros. Diría yo que ha sido un año de cambios importantes, he cerrado algunas etapas y comienzo otras nuevas... Sí, quizás, el futuro aun me pertenezca. Todavía me quedan muchas páginas por escribir. Y lo mejor de todo es que soy más sabio y menos ingenuo que en 1994.

Se nota que el año 2005 se acerca...

...Y EL PRÓXIMO VERANO

...Y EL PRÓXIMO VERANO En Transvisión, en los ratos muertos, tenía la constumbre de preparar mi viaje de Interrail, que siempre era para "el próximo verano". Así pues, en los ratos muertos del Congreso, voy a retomar la misma constumbre. Lo malo es que aquí no tengo Atlas geográfico, jejeje...

Bueno, pues pensemos que sigo trabajando en el Congreso el verano que viene, que me dan todo un mes de vacaciones y que me sigue apeteciendo irme yo solito a recorrer Europa con mi mochila... Porque esto es algo que, en principio, me apetece hacer yo solo, no sé. Supongamos también que he conseguido ahorrar, ejem, ¿mil euros?

Así pues, allí estoy yo, el 31 de julio de 2005, con mi mochila repleta de camisetas y calzoncillos y un interrail de dos zonas (Francia, Italia, Eslovenia, Grecia), con mis amigos y allegados llorosos, despidiéndome en la estación de Chamartín.

Lo único que tengo claro es que quiero ir a París en el Tren Hotel, en el camarote más lujoso que haya... Sí, ya sé que esto no pega mucho con el espíritu bohemio arrastrao del Interrail, pero es que me hace ilusión comenzar así, con glamour ferroviario.

En París conozco un hotel muy sencillo y muy barato, donde sirven opíparos desayunos. No sé cuantos días estaría allí... Ya he estado un par de veces en París, así que trataría de ver todo lo que no he visto en esas ocasiones. Por ejemplo, un par de galerías más de el Louvre, o la Iglesia ésta de la que hablan en "El codigo Da Vinci"... De todas formas, subir la escaleras que llevan a Sacre Coeur es algo que se puede repetir toda la vida. Nunca se sabe, igual me encuentro con Amelie y Nino Quincampoix. Además, hay una brasserie en Montmarte de la que siempre habla mi madre (oh, los años sesenta) y nunca he terminado de identificarla: a la tercera va la vencida.

No hay muchas más cosas de Francia que quiera ver. Quiero ver la catedral de Chartres, una de las primeras catedrales góticas del mundo, construida por templarios... oh, misterio, misterio, ¿descubriré el Santo Grial? Quiero ir a Arles, el pueblo donde Van Gogh pintó sus obras maestras. Eso está en el Sur de Francia, así que de allí me iré a la costa Azul: Niza, Cannes, Monaco, Marsella... Y ahora que lo pienso, ¿dónde caen Marienbad y sus corredores? (Googleo: atiza, está en Checoslovaquia, me parece que no me pilla de camino. Este Alain Resnais...)

De allí dudo si acercarme a Ginebra a visitar a una amiga o sumergirme en Italia para conocer sus ciudades. Hay tanto que ver en ese país: Milán y su catedral, Florencia y su David, Verona y sus Romeo y Julieta, Siena, Venecia, Roma... Me gustaría ir un poco a mi aire, improvisando el viaje, parando aquí y allá, durmiendo en los trenes... La cosa sería acabar en Brindisi para coger un ferry a Grecia.

¿Qué vería en Grecia? Pues Atenas, claro, y la Acrópolis: el Partenon, las Cariatides... Todo eso que sale en los libros de Arte. Dicen que Delfos es bonito, no en vano era "el ombligo del mundo". ¿Seguriá habiendo oráculos ahí? Por supuesto, habría que ver alguna isla: Mykonos, Rodas, Creta...

Y de allí pasaría a Turquía y terminaría el viaje en Estambul. Sí, la verdad es que ya he ido dos veces a Estambul, pero, bueno, es una ciudad que me apasiona. Además, este año vi unas tiendas de ropa muy maja y muy barata en Taksim. Y estoy pensando en que sería un buen lugar para encontrarme con quien quiera recibirme allí. No sé, suena bien esto de: "Quedamos el 25 de agosto, a las doce del mediodía, en la puerta de la Mezquita de Solimán, el Magnífico (que valga la redundancia, es magnífica)". Y el 31 de agosto, volver a España y a la vida real en un avión de estos de una compañía de bajo coste... con el billete comprado desde meses atrás que es cuando sale más barato.

Hmmmm... Sí, la verdad es que suena muy bonito. Pero: a) Mil euros es poco dinero para este viaje. b) Un mes es poco tiempo para este viaje. y c) Seguro que surge algún imprevisto que me obligará a posponer este proyecto un verano más... Primos, amigos, no os caséis en agosto.

De todas formas, soñar es gratis...

QUIERO UNA OPORTUNIDAD

Amigos, compañeros, lectores, internautas despistados, fantasmas, ángeles y demonios varios, tenéis permiso para atormentarme con

ESTO

Apuntad la fecha: 31 de diciembre de 2004.