YO, TESTIGO
El evento familiar de 2006 era la boda de mi primo en León. Así que el viernes cogí un autobús y me planté en la ciudad castellana. Un lugar muy agradable y acogedor, una ciudad de estas que se pueden abarcar con el pensamiento como Pamplona o San Sebastián, con su casco monumental, su barrio humedo, sus avenidas con árboles, sus parques con surtidores... y sus pisos de tres habitaciones a menos de 150.000 euros!!! Vamonos a León YA!!!
Fue una boda simpática y agradable. La madre del novio lloró, el cura se equivocó protagonizando momentos divertidos, lanzamos petalos de rosa a la salida de la ceremonía y todos íbamos guapos y elegantes. Yo pasé un poco de calor con mi chaqué (heredado de un tío mío), pero es el precio que hay que pagar por la extrema elegancia: un poco de sudor, 30 euros por unos tirantes, otros 20 por unos gemelos rebajados, 20 más por una corbata... Pero he de reconocer, modestías aparte, que me sentaba bien. Además, nada más entrar en la iglesia, me enteré de que iba a ser testigo, así que tenía que estar a la altura de las circunstancias. Además, ahora puedo decir esto de "siempre testigo pero nunca novio". Jajajaja.
Después, el banquete en el Parador Nacional. Primero, entrantes en el claustro con las ya tradicionales persecuciones detrás de la camarera en cuya bandeja van los dátiles con bacon. Delicioso jamón. ¡Y a comer! De primero, una crema de Andaricos. ¿Mande? Pues no lo tengo muy claro, pero sabía a mar. De segundo, lubina. Y de tercero, solomillo. Y de postre, tarta de Selva Negra con helados de cítricos. ¡Y a bailar! Los novios abrieron el baile con su vals y después llegaron los típicos pasodobles y los grandes éxitos de OT. Como yo soy de los que tiene dos pies izquierdos, me limité a dejarme llevar por mi madre y a inventar coreografías con mi hermano. El momento cumbre llegó con "Paquito el Chocolatero". Aunque el momento cumbre pudo haber sido otro: cuando los novios entraron al salón, mi sobrina de cuatro años salió corriendo detrás de ellos, agarró la cola del vestido de la novia... y a punto estuvo de arrancársela. Pero, ¿qué es de una boda sin su correspondiente "video de primera"?
La fiesta terminó, previo paso por el hotel para ponernos la ropa "de civil", en un disco-bar del centro de León donde lo mismo pinchaban a Soraya que a Mecano que a Extremoduro que a Jive Bunny & The Mastermixers. Por si habíamos comido poco a lo largo del día, aun tuvimos sitio en la tripa para unos cuantos canapés. Miguel y yo cerramos la fiesta a la una y media, después de despedirnos de los novios. Tenemos una nueva y simpática prima política.
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Joserra -