SUEÑOS LOCOS
Era un castillo grande, de piedra gris, con torreones almenados y ventanas pequeñas. El cuarto que me habían asignado los dueños de la fortaleza era la excepción, pues tenía un amplio balcón de piedra que se asomaba a un lago de aguas oscuras. Quizás fuera Escocía. No lo sé, nunca he estado allí. Por lo menos, creo que así es como Escocía debería ser.
Yo estaba asomado al balcón. Hacía algo de frío, puede que fuera otoño. Me fijé en que, manchas negras se movían velozmente en las profundidades del lago. Cada vez estaban más cerca de la superficie del agua, hasta que emergieron y echaron a volar. Sus cuerpos eran negros, excepto en su parte delantera, que era de un blanco inmaculado. Sus ojos eran brillantes y estaban rodeados de un contorno de plumas naranjas. Sus picos eran afilados. Sus alas parecían aletas. En otras palabras, eran pingüinos. Y venían hacía mí.
Entré en la habitación y cerré las puertas del balcón con rapidez. Estas no encajaban del todo y tuve que sujetarlas para que los golpes de los pinguinos no las abrieran. Veía sus siluetas revoloteando a través de las cortinas translucidas que cubrían las ventanas. Al final, se fueron. Entonces miré a mis pies. En el suelo, el cuerpo de un pato muerto.
Fue entonces cuando me desperté.
7 comentarios
fabiola -
jajajajajaja
ace76 -
Soliloco -
Maggie Wang Kenobi -
Joserra -
Duncan -
mce79 -