GENTE, LUGARES, 29. EL SÁBADO
El sábado comenzó con lluvia y maullidos de gato. ¿Qué quiere Flauta cuando maulla con tanta insistencia? ¿Es el pienso, es el agua, es la arena, quiere mimitos? En cuanto me levanté, se tranquilizó y el resto del día lo pasó tumbado sobre la manta que había usado Esti para dormir y que había dejado doblada sobre el sofá. A media mañana, se fueron los amigos y pasé el día solo en casa.
Y qué bien se está solo en casa...
Tendí ropa, puse lavadoras, pasé el aspirador, terminé de descargar el disco de Marlango del Kazaa (soy un delincuente), me vi "El día después de mañana" en el DVD, me dio pereza ir al gimnasio (llevo dos semanas sin ir. Consecuencia: un kilo más. Hoy vuelvo), bajé a comprar patatas, agujeros de filipinos y galletas saladas para agasajar a mis invitados... Y así pasó el día hasta que llegaron las nueve, hora marcada para el comienzo de los festejos.
Curiosamente, Eurovisión decidió hacer coincidir la celebración de su quincuagésimo aniversario con mi fiesta aplazada de cumpleaños. Qué majos. La gala fue un tanto cutre, yo esperaba algo más de espectáculo, lo de mezclar bailarines en directo con actuaciones grabadas siempre me ha parecido de lo peor... Me gustaron los videos que repasaban algunos de los "mejores" momentos del festival (incluida esa voltereta de Sakis), porque no se centraban en las típicos y tópicas canciones. Está claro que hay mucha "joya" oculta en esas ediciones de los setenta y los ochenta (así que el "Sin amor" de Iván fue la canción que representó a Alemania unos años antes, vaya) y mucho delirio estético: desde aquí reivindico la vuelta de las cazadoras con flecos.
Poco a poco, fueron llegando los invitados. El primero fue Alberto, claro. Me tuve que esconder en el baño cuando llegaron Esti, Jorge y Joserra para no ver el regalo que me traían y no pude salir hasta que lo escondieron en el armario. Casi a las once, justo cuando más llovía, aparecieron Pablo y Paula, una de esas amigas que siempre se presentan por sorpresa en los cumpleaños, como los Ferrero Rocher.
Había reservado mesa en el Vegaviana a las once. Por supuesto, a las once estábamos saliendo de casa. A Sonia la recogimos en la plaza de Chueca, donde nos esperaba bajo la lluvia protegida por un paraguas rojo. La estampa tenía un punto almodovariano. Y por fin, a las once y cuarto, llegamos al restaurante. Sito nos esperaba ahí desde hacía veinte minutos... Si no fuera por Sito, ¿qué sería de nosotros?
Había reservado mesa en el Vegaviana a las once... para siete personas. Y éramos nueve. Así que obligamos a otro grupo a cambiarnos de mesa para que nos pudieran poner en una esquina. El Vegaviana es uno de mis restaurantes favoritos, buena comida vegetariana a buenos precios. Esti nos animó a probar uno de esos platos que, a priori, nunca pedirías: "hummus de garbanzos". Es que con ese nombre suena a podredumbre de garbanzos... Yo pedí mi plato favorito: croquetas de zahanorias y pasas con salsa de yogur, acompañadas con una guarnición de arroz. Y de postre, mousse de queso de cabra. Todo estaba delicioso. Y a todos mis amigos les gustó el restaurante, a pesar de de que no se puede fumar y de que hacía bastante calor.
¿Ventajas de invitar a los amigos a cenar? Te aseguras la presencia de un número de personas determinado a una hora determinada, por lo que te ahorras la tensa espera previa a una fiesta (Momentos en los que siempre ronda por la cabeza la terrible duda: ¿Y si no viene nadie?). Tampoco tienes que limpiar la casa antes y después. Y las personas alérgicas a los gatos no sufren ataques de asma.
La cena terminó con la apertura de una pequeña parte representativa de mi regalo: dos pequeñas fuentes de una vajilla negra y cuadrangular, minimalista, sencilla y bonita. El resto de piezas me esperaban en el armario. Ahora ya puedo hacer cenas de gala en mi casa.
Pablo y Paula se fueron. Sito tenía otra fiesta. Los demás terminamos la velada en "La fábrica del pan". Cuando volvía a casa, estaba contento: sentí que había tenido un excelente cumpleaños. Hacía mucho que no nos reuníamos todos los amigos, los de toda la vida (once años pueden considerarse toda la vida, creo yo) y los que han ido llegando con el tiempo. Y además no se pelaearon entre sí, jejeje.
Tengo mucha suerte, sí.
7 comentarios
ace76 -
Jejeje, en mi casa es aspirador, que es chico.
Maggie Wang Kenobi -
Y ¿se dice el aspirador o la aspiradora? ¿Ein?
mce79 -
dee -
ace76 -
Por supuetso, Jotas, cuando haga una cena de gala, te haré llegar la correspondiente invitación.
Jose -
¿Cenas de gala? ¿cuándo? ¿me doy por invitado, no?.
Joserra -