GENTE, LUGARES, 29
Ha sido un buen fin de semana, en el que las cosas han salido mejor de como estaban planeadas.
Todo comenzó la tarde del viernes. Salí tarde de trabajar porque estaba esperando a que me llegara un correo electrónico urgente, me pasé a ver a mi amiga Sonia y compartimos unos sandwiches del Rodilla. Por increible que parezca, una ensalada de pollo prefabricada le puede durar casi una hora. Es una de las grandes ventajas de Sonia: como tarda tanto en hacer las cosas, seguro que disfruta mucho más de las que le gustan. La gran desventaja es que siempre llega tarde a sus citas. Supongo que Sonia es una de estas personas a las que siempre se está esperando... menos mal que la espera suele valer la pena. La dejé a su bola en una tienda de ropa.
Me fui a acompañar a Alberto a ver pisos, una actividad que provoca indignación, risas y sueños imposibles a partes iguales. Esti y, un poco después, Joserra se unieron a la procesión. Esto fue lo que vimos:
-un piso con posibilidades, pero situado en una finca con grietas y sospechosas derramas.
-un desván, como el que tiene mi abuela, pero acondicionado como "vivienda": el water estaba en una especie de armario, la ducha estaba junto a la cama, la altura media del piso era de ¿metro y medio? Sin comentarios.
-la casa de los pitufos: una especie de buhardilla inclinada, con el baño situado en la parte más baja de la casa y con una puerta digna de David, el Gnomo. ¿Habéis visto la oficina de "Como ser John Malkovich"? Pues así.
-un bajo situado en una corrala preciosa, con un salón espacioso, un buen baño y una habitación pequeña, a muy buen precio. Pero también era un bajo con poca luz, manchas de humedad en las paredes que prometían hacerles la competencia en muy poco tiempo a las caras de Bélmez y sin cédula de habitabilidad.
Cuando salimos del bajo eran ya más de las ocho y teníamos hambre, así que fuimos al Demontaditos donde llenamos el estómago a muy buen precio. Entre minibocadillos de foie con mermelada de frambuesa, caviar y queso brie, pollo y cebolla, deliciosa nocilla y jarras de cerveza, estuvimos de conversación hasta las once. Y entonces se produjo esta agradable sensación de estar tan a gusto que se desea prolongar la velada. Así que nos fuimos a una terraza a tomar más cañas, refrescos y licor de grosella, que es algo así como piruleta líquida. Teníamos como vecinos de mesa a unos estruendosos alemanes y el servicio fue un tanto mediocre. No volveremos más a ese local, más que nada porque, antes de irnos se produjo la siguiente situación:
-¿Y si hacemos un simpa?
¡E hicimos un simpa! Yo me levanté y di dos pasos para irme, más que nada para provocar, ya que me volví para ver la cara de desaprobación que esperaba recibir. Y me encuentró con que Esti y Alberto se levantan de sus sillas casi simultáneamente y que, al segundo después, Joserra salta de la suya y echa a correr, derrumbando un cartel y jaleado por los guiris semiborrachos. Ante tal situación, no quedaba más remedio que correr... Yo me detuve nada más girar la esquina en plan disimulo, pero los otros tres no pararon hasta llegar, más o menos, a la Puerta del Sol. Muchas risas y subidón de adrenalina.
Y la fiesta continuó en casa, devorando pipas Tijuana y bizcohos de chocolates comprados en un chino regentado por un rumano y lleno de jóvenes amantes del botellón. Esti se quedo dormida en el sofá al poco rato, pero Alberto, Joserra y yo continuamos debatiendo sobre la inmortalidad del cangrejo homosexual hasta la madrugada.
Y luego sigo, que esto va para largo.
9 comentarios
ace76 -
Joooo, para una vez que paseamos por el lado salvaje de la vida, tu turu turu...
Jose -
Maggie Wang Kenobi -
Jose -
ace76 -
¿Quién no ha hecho un simpa en su vida? ¡Es una manera de protestar ante los precios abusivos! Además, sirve para equilibrar la balanza de pagos.
Susana -
Jose -
Vayase señor Antonio, VA-YA-SE
mce79 -
Josjaja.aja....jaajaj,... joserra -