ENTRE COPAS: Vidas patéticas
Ayer vi "Entre copas", el hit independiente de la temporada. No me pareció una película redonda, ni mucho menos, pero sí que es interesante. Por lo menos, me hizo pensar bastante.
Cuando comenté "Closer" me preguntaba a mí mismo cómo habría sido esa película con otros actores, con otro ambiente menos glamourosa. La respuesta podría haber sido "Entre copas". Glamour cero. La dirección de fotografía parece no existir en absoluto (parece un telefilm de los ochenta, grabado con película gastada). La música, tocada por una banda de jazz, parece digna de un programa matinal de Ana Rosa Quintana. Y los dos protagonistas masculinos son feos. No así las dos protagonistas femeninas, aunque sí algunas de las actrices secundarias, como la madre del prota o la camarera gorda (y esa fealdad anticinematográfica es la que las hace creibles, la que hace que veamos sólo al personaje, nunca al intérprete).
Y supongo que uno llega a la conclusión de que la vida es así: autobuses de turistas, moteles de decoración horrenda, restaurantes de comida rápida, personajes que visten con lo primero que sacan del armario. Y supongo que el auténtico drama de la vida es que todos, o casi todos, estamos condenados a la mediocridad, que los grandes propósitos que nos hacemos terminan convertidos en grandes fracasos. O no exactamente... En "Entre copas", los personajes masculinos se conforman con su propia mediocridad, no luchan por hacer realidad sus sueños. En una de las mejores escenas, Jack, actor del montón que se corre un par de juergas antes de su matrimonio, tiene dudas sobre si debe casarse o no. A su ligue del momento le ha dicho que él y su amigo Miles, aficionado al vino, enamorado de su exmujer y escritor fracasado, se trasladarán al pueblo para poner un negocio de vinos y así podrá estar cerca de ella. Suena como un plan factible, pero sabemos que nunca lo van a hacer, que es sólo un castillo en el aire irrealizable. Pero no por el proyecto en sí, sino porque esos personajes nunca se atreverán a intentarlo.
Los personajes femeninos de la película, en cambio, sí que se atreven a hacer planes para el futuro. Estudian para dejar su trabajo actual, vuelven a casarse, se quedan embarazadas... No son grandes cosas, no sueñan con cambiar el mundo, pero sí que llevan las riendas de sus propias vidas. Esto es lo que más se agradece de "Entre copas", que haga un retrato realista de la vida, sin usar grandes palabras, ni tratar grandes temas, ni utilizar grandes rescursos cinematográficos. En su sencillez, en su poca ambición (aparente), reside el mayor interés de esta película.
Cuando comenté "Closer" me preguntaba a mí mismo cómo habría sido esa película con otros actores, con otro ambiente menos glamourosa. La respuesta podría haber sido "Entre copas". Glamour cero. La dirección de fotografía parece no existir en absoluto (parece un telefilm de los ochenta, grabado con película gastada). La música, tocada por una banda de jazz, parece digna de un programa matinal de Ana Rosa Quintana. Y los dos protagonistas masculinos son feos. No así las dos protagonistas femeninas, aunque sí algunas de las actrices secundarias, como la madre del prota o la camarera gorda (y esa fealdad anticinematográfica es la que las hace creibles, la que hace que veamos sólo al personaje, nunca al intérprete).
Y supongo que uno llega a la conclusión de que la vida es así: autobuses de turistas, moteles de decoración horrenda, restaurantes de comida rápida, personajes que visten con lo primero que sacan del armario. Y supongo que el auténtico drama de la vida es que todos, o casi todos, estamos condenados a la mediocridad, que los grandes propósitos que nos hacemos terminan convertidos en grandes fracasos. O no exactamente... En "Entre copas", los personajes masculinos se conforman con su propia mediocridad, no luchan por hacer realidad sus sueños. En una de las mejores escenas, Jack, actor del montón que se corre un par de juergas antes de su matrimonio, tiene dudas sobre si debe casarse o no. A su ligue del momento le ha dicho que él y su amigo Miles, aficionado al vino, enamorado de su exmujer y escritor fracasado, se trasladarán al pueblo para poner un negocio de vinos y así podrá estar cerca de ella. Suena como un plan factible, pero sabemos que nunca lo van a hacer, que es sólo un castillo en el aire irrealizable. Pero no por el proyecto en sí, sino porque esos personajes nunca se atreverán a intentarlo.
Los personajes femeninos de la película, en cambio, sí que se atreven a hacer planes para el futuro. Estudian para dejar su trabajo actual, vuelven a casarse, se quedan embarazadas... No son grandes cosas, no sueñan con cambiar el mundo, pero sí que llevan las riendas de sus propias vidas. Esto es lo que más se agradece de "Entre copas", que haga un retrato realista de la vida, sin usar grandes palabras, ni tratar grandes temas, ni utilizar grandes rescursos cinematográficos. En su sencillez, en su poca ambición (aparente), reside el mayor interés de esta película.
4 comentarios
Retro Jordans -
Locus -
ace76 -
Sí, por eso digo lo de la aparente ambición. Creo que es mucho más difícil hacer una "peliculilla sencilla" que hacer una película con el esquema arquetípico hollywoodense de manual.
De todas formas, creo que el guión se alarga demasiado al final. Y hay un detalle que me encanta, pero que sí que es un gran "spolier", aunque, por otra parte, es tan sutil que creo que a los espectadores poco atentos se les pasará.
Locusta -
A mí personalmente, la mejor peli que he visto este año... de momento... después de "cosas" como SkyCaptain, la mierda del mañana...