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El blog de ace76

ENTRE MILES DE TORNILLOS

ENTRE MILES DE TORNILLOS Una de las razones, quizá la principal, por la que suelo defender a Jose Luis Garci es por su programa de La 2, "Qué grande es el cine". Gracias a este programa pude ver algunos de esos clásicos que todo cinéfilo debe de ver. Aun recuerdo esos años universitarios, las noches de lunes, tumbado en el sofá, luchando contra el sueño y viendo esos películas en rutilante blanco y negro. Hasta me tragaba la tertulia... en esos momento, ni siquiera podía imaginar que algunos de esos sesudos tertulianos serían profesores míos en la ECAM.

Llevaba mucho tiempo sin prestarle atención al programa, pero ayer por la noche, el azar y el zapping me hicieron detenerme en la 2. Ponían "La balada de Narayama", una película japonesa dirigida por Shohei Inamura y ganadora de la Palma de Oro en el fetsival de Cannes de 1983. Me la tragué entera, a pesar de que me enteré de la mitad del argumento. No porque éste fuera complicado, sino porque, al estar ambientada en un pueblo perdido del Japón medieval, había cosas que no entendía o que me sorprendían: si nace un niño, lo matan, si nace una niña, se la venden al vendedor de sal; si una familia roba, la secuestran por la noche y la entierran viva; una anciana se rompe varios dientes golpeándose contra el borde de un caldero; un hombre tiene encerrado en su casa a su padre, atándole con cuerdas... Los ancianos, cuando llegan a los setenta años, tienen que subir a una montaña para encontrarse con el dios. La anciana protagonista lo hacen acompañada de su hijo mayor, quien la tiene que abandonar en el lugar sagrado, rodeada de esqueletos. La mujer reza, de rodillas, mientras la nieve la cubre. La nieve lo hace todo más fácil, dicen. Resulta extraño, pero emociona.

Japón debe de ser un lugar extraño. Parece que todo se reduce a chillones dibujos manga, luces de neón, Godzilla, quimonos de seda, pescado crudo y, desde hace un par de años, películas de terror con fantasmas de ojos acuosos y pelo negro. Pero al ver películas como la de anoche, uno se siente un tanto "perdido en la traducción". Es como cuando, en "El viaje de Chihiro" aparece un fantasma que se cubre el rostro con una máscara blanca. Muy bonito, pero no entiendo nada... Y eso que, después de años jugando con videojuegos de la Nintendo y viendo "Bola de dragón", "Ranma", "Shin-Chan" y "Chicho Terremoto", uno debería estar acostumbrado a cualquier cosa. ¿O es que a nadie le extraña esa fijación que siente Mario por los champiñones mágicos?

3 comentarios

ace76 -

Huy, para nada, si por lo general me gustan las cosas que no se entienden, jejeje

Jose -

Bueno antonio, todavia necesitas entender algo para que te guste????

Jejejeje.

Anónimo -

También dicen que los agresivos ninjas se convierten en dulces princesas cuando ingieren productos derivados del cacao como chocolate o similares. :)