BLOWING IN THE WIND
Imagínate que un huracán sacude tu ciudad.
Imagínate que, cuando la ciudad aun no se ha recuperado de sus desastrosos efectos, llega un segundo huracán.
Y después, un tercero.
Y un cuarto.
Los daños materiales y personales se cuentan por millones. Ha muerto gente. Donde antes se levantaban decenas de casas, sólo quedan ruinas y escombros.
Imagínate que vas conduciendo por la autopista poco después de la llegada del cuarto huracán. A tu alrededor, ruina y desolación. Te sorprendes al ver que un rótulo publicitario ha resisitido en pie. La fuerza del viento ha arrancado los anuncios más recientes y ha dejado al descubierto un viejo texto:
"Tenemos que hablar. Dios"
Esto es una historia real.
Me ha hecho pensar... pero no sé cuál es su sentido final, si es que lo tiene.
Imagínate que, cuando la ciudad aun no se ha recuperado de sus desastrosos efectos, llega un segundo huracán.
Y después, un tercero.
Y un cuarto.
Los daños materiales y personales se cuentan por millones. Ha muerto gente. Donde antes se levantaban decenas de casas, sólo quedan ruinas y escombros.
Imagínate que vas conduciendo por la autopista poco después de la llegada del cuarto huracán. A tu alrededor, ruina y desolación. Te sorprendes al ver que un rótulo publicitario ha resisitido en pie. La fuerza del viento ha arrancado los anuncios más recientes y ha dejado al descubierto un viejo texto:
"Tenemos que hablar. Dios"
Esto es una historia real.
Me ha hecho pensar... pero no sé cuál es su sentido final, si es que lo tiene.
6 comentarios
robert -
horror_bcn -
ace76 -
Me imagino que, por eso, algunos prefieren creer en el Destino.
Anauel -
Pero no deja de ser eso, una casualidad.
ace76 -
De todas formas, ¿qué hay que suponer? ¿Que Dios nos manda los huracanes porque ya no hablamos con él? ¿Que a pesar de todo, siempre nos queda Dios? ¿Que menudo pegamento tan fuerte con el que pegaron el cartel?
Joserra -