DISCO INFERNO!
Este domingo, Benedicto XVI celebró la fiesta de la Anunciación (que se celebra nueve meses antes que la Navidad, por lo que podemos deducir que Jesús no fue un bebé prematuro) y recordó en su sermón que "el infierno existe y es eterno", según leo en El País. El Papa nos recuerda que muchas personas, hoy en día, se arriesgan a una condena eterna y lamenta que "no se hable mucho de él".
No vamos a recordar que hace un tiempo nos quitaron el limbo, pero es que es difícil tomarse en serio la imagen icónica del infierno, con esos señores con tridentes, cuernos y patas de cabra, y las almas cociéndose en una especie de caldero.
Mi abuela, a la que personalmente presto mucha más credibilidad como teólogo que al señor Ratzinger, me contó de pequeño que Dios nos quiere a todos y, en realidad, nadie está siempre en el infierno. Mi santa madre (nunca mejor dicho en este caso) tiende más a lo críptico y dice que el Infierno es la "ausencia de Dios". Por mi parte, yo me conformo con saber que Dios me ama tal y como soy, ya que Él me hizo así, supuestos defectos de fábrica incluidos (aunque reconozco que, en tiempos, la idea del Infierno me atormentaba puntualmente. Soy así de rarito).
Ya sé que estos temas le interesan al 99´99% de mis lectores, pero al fin y al cabo este es mi blog y lo escribo para mí.
Y es que no se me ocurría ninguna otra cosa de la que hablar. Mañana frivolizaremos con otras cosas, jajaja
Por cierto, me hace tanta "gracia" leer a Benedicto XVI decir que "los cristianos debemos de hacer del amor y el perdón el corazón batiente de la vida" y ver luego las prácticas forofamiliescas tan en boga en algunos sectores sociales...
5 comentarios
ace76 -
Maggie, mi madre es algo así como una cristiana hippie de los de Fraternidad Universal, Amor a la Humanidad, Hermano Sol, Hermana Tierra, etc... Vamos, un cristianismo positivo y optimista.
maggie wang -
Corredero -
Joserra -
Lo siento, me he calentado, serán las llamas del infierno
Lucía -
En el XIX, Dostoyevski - que era profundamente cristiano - retrató a una serie de ateos atormentados que vivían su infierno particular en la falta de Dios; pero los personajes de Dostoyevski iban siempre pasados de vueltas. Yo creo que hoy en día sabemos, ateos o creyentes, que es mejor no emplear mucha retórica para hablar del infierno. Y Dios dirá, jaja.