AHÍ VA ESE BÓLIDO
Ayer por la tarde, después del trabajo, me fui al Palacio de Hielo a hacer una de las cosas que más me gustan en esta vida: patinar.
Todo empezó hace una semana, cuando en la cafetería del curro me dijeron mis compañeros habituales de desayuno: "Oye, que hemos pensado en ir una tarde a patinar, ¿te apuntas?". Y yo contesté: "Por supuesto".
Tampoco es que sea un experto patinador, ni que vaya a la pista todas la semanas. Es más, en los últimos cinco años habré ido tres o cuatro veces. Quizás el hecho de que no sea una actividad habitual, hace que me guste más. Además, como, por lo general, soy un negado para todo tipo de deportes (o eso me han hecho creer desde el colegio), el hecho de poder deslizarme a cierta velocidad sin apenas caerme es para mí un triunfo personal. Cuando tu culo ya ha dado un par de veces contra el suave y blando hielo, pierdes el miedo, coges soltura y te dedicas a dar vueltas y vueltas a la pista con ocasionales momentos de peligro. Es una actividad relajante. La mente se vacía y todo se reduce al hielo, los patines y tú... y oops! Apártate, niña, apártate! Ploooof!
Son sólo cinco euros por sesión entre semana, quemas calorías (que recuperé después con un Chivito de la Pampa made in VIPS), no hay demasiada gente y la que hay, es guapa! ¡Todo son ventajas! ¿Quién se apunta? En un par de meses, estaremos todos dando cabriolas.
6 comentarios
ace76 -
Soli, todo es cuestión de probarlo... En cuanto te caes un par de veces, se pierde el miedo.
pensioncorredera -
Joserra -
-Síiiii, mallas siiiiiii
-¿Chivito de la pampa? con lo que llena eso
Soliloco -
Jose -
mce79 -