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El blog de ace76

LLUVIA, FRÍO, PIZZA, CHOCOLATE Y CHOPIN

LLUVIA, FRÍO, PIZZA, CHOCOLATE Y CHOPIN

Apenas había leido la mitad del periódico cuando noté que el avión descendía.

-"Vamos a comenzar el proceso de aterrizaje en el aeropuerto de Barcelona", dijo el piloto por los altavoces.

"¿Ya?", pensé. "Ni siquiera he tenido tiempo de tener miedo y reflexionar sobre la imposibilidad de que un aparato tan pesado vuele". Seguí leyendo el periódico, pasando las páginas más rápidamente. Total, la sección de política nacional se lee rápido. Estatut por aquí, papeles de Salamanca por allá. Por la ventanilla no se veían más que nubes grises hasta que, de repente, apareció la costa del Mediterráneo, casi al alcance de la mano. Un minuto después, el avión se deslizó vertiginosamente por la pista. Había llegado a Barcelona.

Mientras atravesaba el tunel de embarque, llamé a mi hermano. Se disculpó: pensaba que aterrizaba una hora más tarde y acababa de salir de su casa para venir a buscarnos. Así que me reuní con mi madre, quien pocos minutos antes había aterrizado procedente de Pamplona, y dimos una vuelta por el aeropuerto mientras esperábamos a Miguel.

Me gustan los aeropuertos. Son como pequeñas ciudades que despiertan mi lado más consumista y goloso. ¿En qué otro lugar del mundo pesnaría en comprar tabletas de Toblerone gigantes? Está claro que comer chocolate a puñados es una de las maneras de ahuyentar el miedo a volar. El azúcar produce serotonina contra las turbulencias.

Finalmente, Miguel llegó a las seis, su hora prevista, y nos llevó a su casa. Chopin nos ladró y luego se escondió debajo de la mesa camilla. Chopin es un perro de cinco meses, de raza caniche, con pedigree no oficial. Mi madre lo describe como "una oveja latxa". Poco a poco, me fui ganando su confianza y el domingo ya no se asustaba de nosotros. Incluso llegó a lamerme la cara.

La casa de Miguel y Amaya es como un piso de película española de los setenta reformado con el toque sueco de Ikea. Tiene una cocina pequeña, un dormitorio pequeño, un salón mediano, un cuarto de baño mediano y un balcón enorme desde el que se ve la fachada del Camp Nou.

La edición barcelonesa del diario "Qué" del viernes tenía como titular "Este fin de semana... Sofá y mantita". Acertaron de pleno. Paraguas, gorro, bufanda y guantes. Salí a la calle como si estuviéramos en lo más duro del duro invierno. ¡Lo estábamos! Nos acercamos hasta L´Illa. Quería ver la tienda donde mi Amigo Invisible me compró la caja de bombones de sabores extraños (seta, soja, pistacho, comino) esta pasada navidad. No la encontramos, pero terminamos en esta otra: Xocoa  (y sí, lectores golosos míos, tiene sucursal en Madrid).

El día acabó con una sabrosa degustación de productos del Pizza Hut. Miguel y yo acompañamos a nuestra madre hasta el hotel. Seguía lloviendo.  

5 comentarios

esti -

el chocolate con fresitas (literal) estaba muuy rico!!!

Locusta -

Me encanta el aeropuerto de Barcelona... hubo una época que me encontraba allí cada dos por tres y me sentía muy a gusto, mucho más que en Barajas o en cualquier otro... esa pedazo de tienda de Gonzalo Comella... y el chocolate, sí, claro, a quién quiero engañar!

ace76 -

¡Continuará!

No estábamos en otra nación, sino en otra nacionalidad... ¿O entidad nacional? ¿O comunidad histórica diferenciada?

dee -

Vaya suerte que habéis tenido con el tiempo! ¿Se notaba que estabais en otra nación? Por cierto, te dije que chopin se metería bajo la mesa!

mce79 -

¿Continuará?

Ya me explicaras eso del piso de los 70...