SWING PARA LAS MASAS
Michael Bublé lo advirtió al principio del concierto: después de varios meses cantando por todo el mundo y más de ciento diez recitales, a falta de dos para terminar la gira, se había vuelto completamente "loco". Y vaya sí lo está.
Esperaba un concierto serio, para un público maduro y exigente, con un cantante eficaz pero soso, de hermosa voz y poco carisma. Me equivoqué: el canadiense es un auténtico showman, que habla continuamente con el público, consiguiendo un grado de conexión con él que sólo alcanzan las grandes estrellas. Bailó y animó a bailar, posó para las fotos, bajó a la platea y paseó por la gradas del fondo saludando al público (y con los seguratas corriendo como posesos detrás de él), imitó a Stevie Wonder, a Ray Charles y a Michael Jackson (entre otros), cantó "This Love" de Maroon 5 y se ganó al público con su entrega, su encanto y su sentido del humor. Michael Bublé es el Robbie Williams del Swing.
Musicalmente, los ciento diez conciertos se notaban en la voz de Bublé, al que se le vio un poco inseguro en los primeros compases del concierto. Pero las tablas son las tablas y se notan, sobre todo cuando te arropa un conjunto de viento que Bublé presentó como el mejor grupo de "Big Band" del mundo (y puede que lo sean). Entre los grandes momentos de la noche, "Fever", "Home" (único tema compuesto por Bublé que se ha publicado hasta la fecha, esperemos que le sigan otros en discos posteriores), "Smile", "Save the last dance for me", "For once in my life", culminando con una emotiva interpretación del cantante, a pelo, sin micrófono, de "How sweet it is".
Y todos nos fuimos a casa tan contentos.
2 comentarios
Maggie Wang Kenobi -
Joserra -