UN VISITANTE NOCTURNO
A las siete de la mañana, Flauta ha comenzado a rondar de un extremo a otro de la habitación, inquieto. De un salto se ha subido a la mesilla de noche. El despertador se ha caido al suelo y yo he abierto mis ojos miopes. La suave luz del amanecer se colaba por las rendijas de la persiana y he podido ver al gato mirando fijamente la pared, moviendo la cola como un león acechando a su presa. He encendido la lámpara y me he puesto las gafas, pero no he visto nada especial. Pero Flauta seguía concentrado en la pared, nervioso, el depredador que hay dentro de él a flor de piel. Y entonces lo he visto.
Junto al marco de la ventana, inmovil, aferrado a la pared, un pequeño lagarto de oscuros colores. Durante un momento no he sabido qué hacer. Me gustan mucho los lagartos, pero Flauta no parecía opinar lo mismo. Tampoco me parecía muy adecuado tener un lagarto suelto por la casa, cualquier día me lo podía encontrar dentro del azucarero o entre los calcetines y llevarme un buen susto. Así que, después de descolgar los cuadros detrás de los cuales se iba refugiando, lo he atrapado y lo he sacado por la ventana. Quizás vuelva esta noche.
De todas formas, prefiero encontrarme con un lagarto en mi dormitorio que con una araña, una cucaracha o con una mariposa nocturna grande, lenta y peluda. O con aquel murciélago que uná noche entro en la habitación de mi madre y que, desorientado, empezo a dar vueltas en torno a la lámpara del techo.
PD: Google me ha copiado la idea (jejeje), y hace rotulillos graciosos. Éste es en honor del Apolo XI.
Junto al marco de la ventana, inmovil, aferrado a la pared, un pequeño lagarto de oscuros colores. Durante un momento no he sabido qué hacer. Me gustan mucho los lagartos, pero Flauta no parecía opinar lo mismo. Tampoco me parecía muy adecuado tener un lagarto suelto por la casa, cualquier día me lo podía encontrar dentro del azucarero o entre los calcetines y llevarme un buen susto. Así que, después de descolgar los cuadros detrás de los cuales se iba refugiando, lo he atrapado y lo he sacado por la ventana. Quizás vuelva esta noche.
De todas formas, prefiero encontrarme con un lagarto en mi dormitorio que con una araña, una cucaracha o con una mariposa nocturna grande, lenta y peluda. O con aquel murciélago que uná noche entro en la habitación de mi madre y que, desorientado, empezo a dar vueltas en torno a la lámpara del techo.
PD: Google me ha copiado la idea (jejeje), y hace rotulillos graciosos. Éste es en honor del Apolo XI.
4 comentarios
ace76 -
mce79 -
Igual el lagarto se sintió atraido por ese otro lagarto que tienes en la habitacion.
ace76 -
Joserra -